viernes, 21 de abril de 2023

Nota sobre la UES y la Huelga de Brazos Caídos de 1944.



La Universidad de El Salvador y el derrocamiento del dictador Maximiliano Hernández Martínez en 1944

En este artículo se presenta un breve resumen de la participación de la Universidad de El Salvador (UES) en el movimiento cívico-militar que logró el derrocamiento del dictador Maximiliano Hernández Martínez en 1944, después de 13 años de gobierno autoritario y represivo que inauguró la dictadura militar que perduró en su forma abierta hasta principios de la década del 90 del siglo XX. Los Acuerdos de Paz de 1922, luego de una guerra civil que duró realmente dos décadas, desde la fundación de los movimientos guerrilleros contrarios a la dictadura militar, restringieron la participación política de funcionarios militares en procesos políticos y electorales.

El régimen de Hernández Martínez se caracterizó por la violación de los derechos humanos, la censura de la prensa, la persecución de los opositores políticos y la masacre de más de 30 mil campesinos en 1932, tras una insurrección indígena, de proletarios del campo y movimiento comunista liderada por Farabundo Martí. Martí, había sido estudiante de la Facultad de Jurisprudencia en la Universidad de El Salvador y fué fusilado junto con los también estudiantes universidarios Alfonso Luna y Mario Zapata. El dictador también era conocido por sus creencias esotéricas y ocultistas, que influían en sus decisiones políticas y administrativas.

La UES, fundada en 1841, era la única institución de educación superior del país y tenía una tradición de pensamiento crítico y compromiso social. La UES remontó sus orígenes conservadores y clericales y con su relativa autonomía en 1929, la UES se convirtió en un espacio de debate y formación de las nuevas generaciones de profesionales e intelectuales salvadoreños.

En 1943, la UES inició una serie de actividades culturales y académicas para celebrar el contexto de su centenario, que coincidía con el cuarto centenario del descubrimiento de América. Estas actividades fueron aprovechadas por los estudiantes y profesores para expresar su inconformidad con el régimen y sus demandas de cambio democrático.

El 2 de abril de 1944, un grupo de militares jóvenes intentó un golpe de Estado contra Hernández Martínez, pero fracasó por la falta de apoyo popular. Sin embargo, este hecho alentó a los sectores civiles a organizarse y movilizarse contra el dictador.

La UES jugó un papel c crucial en el proceso de derrocamiento de la dictadura de Maximiliano Hernández Martínez, al convocar a una huelga general de brazos caídos el 5 de mayo, que fue secundada por los trabajadores, los comerciantes, los profesionales y otros sectores sociales. El fallecido dirigente revolucionario del FMLN, Schafick Handal, padre, recordaba que su primera impresión para motivarlo a luchar por la justicia social, fué que cuando estudiaba secundaria en un colegio de la capital, llegaron estudiantes universitarios a arengar a los estudiantes de secundaria para que participaran en la huelga de brazos caídos.

La huelga paralizó al país y obligó al dictador a negociar con los representantes del movimiento cívico-militar. El 8 de mayo, Hernández Martínez anunció su renuncia por radio y entregó el poder a una junta provisional encabezada por el coronel Osmín Aguirre y Salinas. El 9 de mayo, el pueblo celebró el triunfo de la lucha democrática en las calles.

La UES contribuyó así a la caída del dictador y a la apertura de un período de atenuación del ejercicio dictatorial militar en El Salvador, que duraría hasta otro golpe militar de 1960. La UES también sufrió las consecuencias de su participación política, al ser intervenida por el gobierno provisional y perder temporalmente su autonomía. Sin embargo, la UES mantuvo su espíritu crítico y su vocación social a lo largo de su historia.

sábado, 7 de mayo de 2022

Propuesta de convocatoria urgente por la Autonomía Universitaria

Una convocatoria urgente

La lucha por la Autonomía de la Universidad de El Salvador

Evaristo Hernández

1. Extendemos nuestro llamado urgente a la comunidad universitaria, estudiantes, docentes y trabajadores consecuente con la defensa de los principios universitarios de la cultura al servicio de la libertad (“Hacia la Libertad por la Cultura” es el lema de la UES) para prepararse para jornadas de lucha político académica, de calle y de debate, por el respeto a la Autonomía Universitaria, que se intenta conculcar de manera SERIA Y CRECIENTE en el actual Gobierno de la Administración Bukele.

2. En un intento de una nueva LEY DE EDUCACIÓN SUPERIOR, difundida al interior de la UES con la solicitud para que la UES haga las observaciones correspondientes simplemente se liquida o se omite por completo el artículo 25 de la Ley de Educación Superior, VIGENTE, que textualmente dice:

“Art. 25.- La Universidad de El Salvador y las demás del Estado gozan de autonomía en lo docente, lo económico y lo administrativo. Los institutos tecnológicos y los especializados estatales estarán sujetos a la dependencia de la unidad primaria correspondiente. (…)”

3. En la propuesta de la nueva ley de educación superior, el denominado “ente rector” que es el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, MINEDCYT,  asume estas funciones en el Sistema Nacional de Educación Superior al cual pertenecen instancias como el Consejo de Rectores de las Universidades, Privadas y la del Estado, que es la UES, en donde la UES QUEDA EN COMPLETA MINORÍA ademas de que esa instancia el para colaboración y coordinación en las funciones que realizaría el MINEDCYT.

4. En la propuesta de Ley de Educación Superior hay otras variantes que son mas propuestas de distracción, como el cambiar el nombre de Unidades Valorativas, UV, por Créditos, aun cuando las UV se refieren explícitamente a los Créditos. Por ello no hay que centrar la discusión en estos aspectos secundarios. El propósito central de la propuesta de Ley es liquidar la Autonomía de la UES.

5. Impresiona la pasividad con la que las actuales autoridades universitarias reciben este tipo de acciones gubernamentales. Una pasividad ante el proceso que atenta contra un principio básico de funcionamiento de la UES, que con todas sus deficiencias, le ha posibilitado su funcionamiento democrático. La actual AGU, ya lo propusimos, debe declararse en sesión permanente por la amenaza contra la Autonomía Universitaria en la UES. Tiene la potestad para hacerlo y no lo hace. El inciso del artículo 18, de la Sección Tercera “De la Asamblea General Universitaria”, de la Ley Orgánica de la Universidad de El Salvador, literalmente dice: “En caso de extrema gravedad o de gran importancia para la existencia o la buena marcha de la Universidad, la Asamblea deberá declararse en sesión permanente por el tiempo que sea necesario.”

6. En la UES el Gobierno Universitario, esta sujeto a la aprobación y fiscalización de organismos colegiados como la AGU y el CSU.  No se permite, por ejemplo, reserva de información, especialmente la financiera. Estos organismos, aunque se diga que será la Comunidad Universitaria la que decidirá como organizarse serán liquidados con la nueva propuesta de Ley de Educación Superior que deroga TODAS LAS DISPOSICIONES LEGALES QUE LA CONTRARÍEN O SE LE OPONGAN como la LEY ORGÁNICA DE LA UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR. 


La lucha por la Autonomía Universitaria en la UES

La lucha por la Autonomía Universitaria en la UES

Evaristo Hernàndez

1. En nuestra opinión la ASAMBLEA GENERAL UNIVERSITARIA, AGU, en estos momentos de amenaza a la Autonomía Universitaria, debe aplicar el inciso del artículo 18, de la Sección Tercera “De la Asamblea General Universitaria”, de la Ley Orgánica de la Universidad de El Salvador, que literalmente dice: “En caso de extrema gravedad o de gran importancia para la existencia o la buena marcha de la Universidad, la Asamblea deberá declararse en sesión permanente por el tiempo que sea necesario.”

2. A partir de un documento que he conocido, como una especie de propuesta, que supuestamente será presentada por el Diputado Rodrido Javier Ayala Claros, de Nuevas Ideas, SIMPLEMENTE DEJAN DE EXISTIR los dos organismos que constituyen LA BASE DE LA DEMOCRACIA EN LA UES y que son las más altas autoridades de Gobierno en la UES en la actual Ley Orgánica de la Universidad de El Salvador, la Asamblea General Universitaria y el Consejo Superior Universitario.

3. Se dan una serie de argumentos en el documento de propuesta de reforma a la Ley Orgánica de la UES que recuerdan la errónea idea de que como la democracia conduce a la demagogia, en algunos casos evidentes como el nuestro, a nivel nacional y universitario, entonces hay que derrumbar la democracia.

4. Ciertamente los organismos universitarios mencionados han tenido y tienen fallas sensibles pero tienen una cualidad fundamental para la democracia, que es el sustento del funcionamiento y lucha de la UES: PERMITEN EL CONOCIMIENTO COLECTIVO, NO OCULTO, NO SECRETO, NO SUJETO A RESERVAS ANTOJADIZAS, EN CUANTO AL FUNCIONAMIENTO GENERAL DE LA UES, PERO ESPECIALMENTE EL FUNCIONAMIENTO FINANCIERO Y SE EVITAN OTROS POSIBLES HECHOS DE CORRUPCIÓN MAS GRAVES.

5. La reforma propuesta en ese documento supuestamente atribuido a la iniciativa que presentará el Diputado Rodrigo Ayala, al destruir las posibilidades de una fiscalización colectiva destruyen la Autonomía Universitaria, a tal grado, que serán los organismos del Estado, incluida la ya conocida Fiscalía General de la República, quienes podrán influir para determinar la selección del Fiscal General, en la actualidad, potestad de la AGU.

5. Estamos totalmente de acuerdo en que TODA proposición relacionada con la Autonomía Universitaria debe provenir de la UES, de la Corporación Universitaria, estudiantes y docentes principalmente según la legislación y trabajadores universitarios. Y si bien es cierto que todo ciudadano puede tener iniciativa de ley, se deben rechazar las propuestas que emanen de intereses ajenos al espíritu de democracia y libertad que ha forjado la UES a lo largo de su historia. Y los sectores universitarios, docentes, estudiantes y trabajadores de la UES y sus organizaciones, deben estar atentos y dispuestos a iniciar una jornada de lucha más por la defensa de la AUTONOMÍA UNIVERSITARIA. En esta dirección, de amenaza permanente para la Autonomía Universitaria, es que en nuestra opinión debe solicitarse que la AGU SE DECLARE EN SESIÓN PERMANENTE.

sábado, 7 de noviembre de 2020

El Movimiento Estudiantil Universitario Salvadoreño de los Años 60

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Las negrillas y subrayados son nuestros, para efectos de estudio.
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SEXTA COLUMNA: EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL UNIVERSITARIO SALVADOREÑO DE LOS AÑOS 60.
José Francisco Marroquín
San Salvador, El Salvador, 17 de junio de 2008; 02 de noviembre de 2020.

A Héctor Francisco Oquelí Colindres (Derecho) y Enrique Barrera Escobar (Humanidades), In Memóriam.

NOTA BENE: este trabajo fue publicado originalmente en el Blog Siguiente Página dirigido por el Sr. Paolo Lüers y fue terminado el 17 de junio de 2008. En esta oportunidad se presenta una edición revisada, corregida y complementada con nuevos elementos de juicio. Está dedicado a dos destacados miembros del movimiento estudiantil de esa década, ambos socialdemócratas, que años después fueron víctimas mortales de la represión institucionalizada ejecutada por el Estado salvadoreño. El Autor.

1. ALGUNOS HECHOS HISTÓRICOS DE AQUEL PERÍODO.

Para quienes terminamos la educación secundaria, específicamente el Bachillerato[1], durante la primera mitad de la década de los años 60 (1962), e hicimos nuestros estudios universitarios en la Universidad de El Salvador (UES) durante esa década (1964-1970), resultó muy formativo en diversos aspectos, particularmente en lo político, lo cultural, y lo académico, haber vivido aquella etapa de nuestra historia y conocido de cerca algunos de los principales antecedentes de la guerra civil que maduró durante los años 70 y se desarrolló durante la década de los 80.

En efecto, los años comprendidos entre 1960 y un poco más allá de 1970 fueron el marco temporal para importantes hechos históricos, no sólo para nuestro país, sino que para la región americana y para el mundo. Comenzando por el triunfo de la revolución cubana a principios de 1960, la reforma a la Constitución de 1950 en 1962, pasando por el auge del Mercado Común Centro Americano, la profundización de la guerra de Vietnam y las grandes movilizaciones en su contra, la guerra con Honduras, y terminando con el fraude electoral en las elecciones presidenciales salvadoreñas de 1972 y la intervención militar en la Universidad de El Salvador en ese mismo año.

Como es sabido, los procesos sociales tienen en su base determinados movimientos en diferentes sectores de la sociedad. En el caso de nuestro país, el pasado reciente estuvo marcado por el auge del denominado movimiento popular, integrado por numerosas agrupaciones que, desde sus propios ámbitos, tenían algunos propósitos comunes, particularmente en lo concerniente a la democracia y al régimen político dominante en ese período de nuestra historia. De esta manera el movimiento obrero marcaba la pauta en su afán por hacer valer en texto de la Constitución Política, a lo que se sumaba el movimiento campesino, el movimiento magisterial, el movimiento de cristianos de base y el movimiento estudiantil, que venía demostrando su presencia desde el siglo antepasado.

Desde la perspectiva del movimiento estudiantil es preciso comenzar mencionando el Proceso de Reforma Universitaria. Efectivamente, como consecuencia del Movimiento de Reforma Universitaria iniciado alrededor de 1920, en Córdoba, Argentina, las Universidades de América Latina y entre ellas la UES, comenzaron a plantearse la necesidad de establecer un nuevo tipo de relación entre autoridades, profesores y estudiantes, con el propósito de darle una connotación diferente al proceso de enseñanza-aprendizaje, a la investigación y a la extensión universitaria. Asimismo, se pensó en un nuevo tipo de relación con el gobierno y con el sector privado, principalmente el sector clerical que, hasta entonces, había sido muy influyente en la educación superior. Este movimiento surgió plenamente identificado con la causa de la Autonomía Universitaria que, mediante la correspondiente reforma, pretendía definir una nueva relación Estado- Universidad. Formalmente, a la UES se le otorgó la autonomía desde 1927 pero en la práctica fue hasta que se consignó en la Constitución de 1950 que tal derecho cobró vigencia (actualmente en el Art. 61 de la Constitución).

En el caso salvadoreño, una vez superada la dictadura del Gral. Maximiliano Hernández Martínez y los frágiles gobiernos posteriores (1944-1948), cobró fuerza en la UES el movimiento reformista que se modeló en el respectivo cuerpo normativo, es decir en el Estatuto Universitario; sin embargo, el concepto de autonomía siguió discutiéndose para extenderlo desde lo académico, hacia lo económico y lo administrativo. El Salvador contaba en ese entonces con una nueva Constitución Política que reconocía este derecho entre otros, así como el derecho a la propiedad privada en función social, y un conjunto de derechos económicos y sociales. Se trataba de una Carta Magna innovadora que sirvió de marco para el debate que continuó al interior y exterior de la UES y le correspondió (si no estamos mal informados) al Dr. Romeo Fortín Magaña ejercer la Rectoría de la universidad en el período que se consolidó la autonomía.

En 1964 durante el ejercicio de la Rectoría de la UES por parte del Dr. (Medicina) Fabio Castillo Figueroa, quien juntamente con su equipo de Dirección que comprendía al Vicerrector Dr. Rafael Antonio Vásquez, al Fiscal Dr. José María Méndez, al Secretario General Dr. Mario Flores Macall[2], y a otros cercanos colaboradores en coordinación con el Consejo Superior Universitario, la Asamblea General Universitaria y las Juntas Directivas de cada una de las ocho Facultades existentes, el proceso de reforma tomó un gran impulso. Durante esta Rectoría y las subsiguientes: 1967 a cargo del Dr. (Odontología) Rafael Antonio Vásquez, 1968 por el Dr. (Jurisprudencia y Ciencias Sociales) Ángel Góchez Marín, a quien sucedió el Dr. (Jurisprudencia y Ciencias Sociales) José María Méndez, el Arq. Gonzalo Yánez Díaz, y 1972 a cargo del Dr. (Economía) Rafael Menjívar, se realizaron importantes innovaciones académicas, administrativas y físicas.[3]

Ciertamente, para contribuir con la sociedad mediante ciudadanos, mujeres y hombres más y mejor educados, como solía decir el Señor Rector Dr. Fabio Castillo, había que desarrollar la planta física de la Ciudad Universitaria, integrar el campus de San Salvador y abrir los Centros Universitarios de Oriente y Occidente; crear las Áreas Comunes y los Departamentos de Química, Biología, Física y Matemáticas, con instalaciones adecuadas; estructurar la Planificación Universitaria, renovar los métodos docentes, preparar más y mejores profesores e instructores; contratar profesores e investigadores extranjeros, incrementar el número de estudiantes admitidos a la UES y sus Facultades año con año; fortalecer el Departamento de Bienestar Estudiantil y establecer el Programa de Becas y Residencias Estudiantiles de la Universidad, entre otros.

En tal contexto se fueron construyendo edificios nuevos para las Facultades de Medicina, Odontología, Ciencias Químicas, Ciencias Agronómicas, Ciencias Económicas, Ciencias y Humanidades que comprendía los cuatro grandes Departamentos antes mencionados, auditorios, laboratorios y oficinas administrativas, todo ello complementado con la Residencia Estudiantil Universitaria, el Departamento de Bienestar Estudiantil, el Comedor Universitario y el Gimnasio aledaño, el Paraninfo universitario y la Biblioteca Central. Por supuesto que en Santa Ana y San Miguel se erigieron el Centro Universitario de Occidente y el Centro Universitario de Oriente, respectivamente.

También se intentaron convenios e intercambios docentes y científicos con universidades del campo socialista, concretamente con la Universidad de Lomonósov, Moscú, Unión Soviética. Por este motivo durante el año 1965 hubo intentos de revertir el proceso de reforma universitaria, principalmente en la Facultad e Ingeniería y Arquitectura, los cuales fracasaron.

En esa realidad la representación del movimiento estudiantil en las estructuras de la UES era un factor decisivo. Por ello, con base en la Ley Orgánica y demás Normas de la Universidad de El Salvador, los estudiantes estuvieron significativamente representados, tanto en la Asamblea General Universitaria y el Consejo Superior Universitario, como en las Juntas Directivas de Facultad o Centro Universitario. En otras palabras, la institucionalidad del movimiento estudiantil era necesaria para asegurar la legitimidad de tales representaciones. De esa manera, estudiantes, profesores y autoridades compartían el gobierno universitario en un marco de legalidad incuestionable.[4]

La legalidad e institucionalidad de la UES y su prestigio académico hicieron posible que asumiera la responsabilidad de supervisar las normas y procedimientos académicos de la única Universidad privada existente entonces: la Universidad Centroamericana de El Salvador José Simeón Cañas (UCA). La expansión cuantitativa y cualitativa de las carreras profesionales académicas era notable, destacando asimismo la investigación científica y la proyección social.

También en este período, después de un intento por establecerlo en la UES, en condiciones inconvenientes para ésta según sus autoridades, se fundó el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), con el apoyo de la Universidad de Harvard el cual construyó su primer campus en la zona de Montefresco, carretera sur en las afueras de Managua, Nicaragua. Estaba en pleno auge el Mercado Común Centro Americano (MCCA) como una parte importante del proyecto de integración centroamericana. Quizá por ello, en la UES se fortalecieron las carreras de Ingeniería Industrial, Productividad Industrial y Administración de Empresas respondiendo a la demanda profesional del proceso de industrialización por sustitución de importaciones.

Para poner en contexto lo anterior es necesario comentar brevemente que en el transcurso de 1960, una Junta Revolucionaria de Gobierno integrada por prominentes figuras universitarias: Dr. Fabio Castillo Figueroa, Dr. René Fortín Magaña, Dr. Ricardo Falla Cáceres y militares de alta graduación Cnel. Miguel Ángel Castillo, Cnel. César Yánez Urías, encabezó el gobierno de facto que sustituyó al Cnel. José María Lemus, desplazado mediante Golpe de Estado, en un intento por rescatar las reformas políticas, económicas y sociales que habían sido promovidas por la denominada Revolución de 1948, encabezada por el entonces Mayor Oscar Osorio, e implementadas poco después por el Partido Revolucionario de Unificación Democrática (PRUD). A los pocos meses de instalada esa Junta, nuevamente se impuso el anticomunismo como recurso ideológico y político y la Junta fue derrocada por un contragolpe de Estado, siendo sustituida por el Directorio Cívico Militar, integrado por el Cnel. Aníbal Portillo, el Cnel. Julio Adalberto Rivera, el Dr. Feliciano Avelar (Abogado), el Dr. José Antonio Rodríguez Porth (Abogado) y el Dr. José Francisco Valiente (Médico).

Esta vuelta atrás fue un elemento más en el proceso de acumulación de causas que estuvo a la base del conflicto armado interno que se profundizó veinte años después. Recuérdese que en enero de 1960 había triunfado la Revolución Cubana que tuvo amplia repercusión en nuestro continente. Posteriormente, a pesar de la existencia de varios partidos de pensamiento demócrata cristiano, reformista, socialdemócrata, liberal, etc. sobrevino la elección del partido oficialista y comenzó en 1962 el largo período de cuatro gobiernos del Partido de Conciliación Nacional (PCN) que, en complicidad con altos mandos de la Fuerza Armada, ambos instrumentos de de sectores dominantes capitalistas, terratenientes, tuvo como principales estrategias políticas el fraude electoral, la imposición de gobernantes nacionales y locales, la corrupción y la represión en contra de cualquier ente opositor.

No obstante, es justo decir que al interior del mismo PCN y sus gobiernos militares hubo varios intentos reformistas, los cuales fueron eliminados cuanta vez surgieron. De esa manera, a lo largo de los años 60 cayeron gabinetes económicos enteros, directivos de la Asamblea Legislativa y otros altos funcionarios, quienes fueron a buscar espacio reforzando la organización de nuevos o renovados partidos políticos de carácter democrático o bien se refugiaron en organismos internacionales. Casi todos esos funcionarios provenían de las aulas de la Universidad de El Salvador.

En las elecciones presidenciales de 1967, el Partido Acción Renovadora (PAR) presentó un programa de gobierno bajo el lema: “A 5 grandes problemas, 5 grandes soluciones”. De su diagnóstico surgía la idea de llevar a cabo la reforma agraria, la reforma urbana, la reforma educativa, la reforma tributaria y la reforma del comercio exterior, principalmente del café. El subrayado es nuestro para enfatizar el interés por esta materia. No debe olvidarse que el dominio real lo tenía la denominada oligarquía cafetalera. El candidato presidencial del PAR fue el Dr. Fabio Castillo Figueroa y el del PCN, el Cnel. Fidel Sánchez Hernández, quien tuvo a su favor la maquinaria del fraude y la imposición a cargo del Consejo Central de Elecciones en connivencia con la Fuerza Armada, para hacerse de la Presidencia de la República.

1967 fue el año de la denominada Primavera de Praga, así llamada porque el gobierno de Checoslovaquia presidido por Alexander Dubcek se liberalizaba y rebelaba ante el omnímodo poder de la Unión Soviética y su influencia en todo el denominado campo socialista. Este ejercicio de renovación en el poder establecido dentro del comunismo fue aplastado en 1968 con la invasión del ejército soviético, por lo que algunas formaciones del movimiento estudiantil universitario salvadoreño, así como las autoridades universitarias antes mencionadas, se pronunciaron en contra de tal intervención. a pesar de la resistencia en contra del Partido Comunista Salvadoreño, aliado del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS).

Dicho lo anterior, vale la pena aclarar que para mucha gente la universidad era un semillero de comunistas, atribuyéndole al Partido Comunista Salvadoreño una capacidad que realmente no tenía. Efectivamente, este partido tenía presencia e influencia en formaciones y estructuras de la universidad, pero de ahí a calificar de comunista a toda la Institución y a todos sus miembros solo podía ser una aberración y un pretexto para limitar su desarrollo. La UES era una muestra de pluralismo político y un ambiente de amplia discusión de ideas, sin caer en las deformaciones del anticomunismo ideológico. Más adelante se amplía lo relativo a esta pluralidad.

Como consecuencia de los esfuerzos por democratizar el país, aglutinando cuadros surgidos de la universidad, los partidos Demócrata Cristiano (PDC), Movimiento Nacional Revolucionario (MNR) y Unión Democrática Nacionalista (UDN), lograron en las elecciones para diputados, alcaldes y concejos municipales de ese mismo año, algunas posiciones en la Asamblea Legislativa y en importantes Alcaldías del país, sobre todo el PDC en San Salvador, convirtiéndose en portavoces de los intereses mayoritarios de la sociedad.

En aquél entorno de cierre de espacios democráticos se incrementó la actividad de las organizaciones de importantes sectores sociales. Teniendo como marco de referencia el Régimen Económico Social de la Constitución Política vigente para entonces, los obreros de la industria manufacturera y los trabajadores de los servicios promovieron la correcta aplicación de la legislación laboral, el respeto a la jornada de 8 horas diarias, el derecho al salario mínimo y a la contratación colectiva entre otras demandas. Algo muy importante fue lo relacionado con los derechos al trabajo, la vida, la seguridad social y la vivienda digna, que habían sido reconocidos por el gobierno reformista antes mencionado que incluso, había creado instituciones dedicadas a ello como el Instituto Regulador de Abastecimientos (IRA), el Instituto de Vivienda Urbana (IVU), el Instituto de Colonizacion Rural (ICR) y el Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS).

De igual forma, los jornaleros agrícolas y los pequeños campesinos demandaron tierra para trabajar y mejores condiciones laborales y de vida en las grandes propiedades agrarias (latifundios) donde no las había. Por su parte los maestros de educación parvularia, primaria y secundaria, formados en las Escuelas Normales de Maestros Alberto Masferrer y de Maestras España, así como la Escuela Normal Superior, tradicionalmente sometidos e instrumentalizados por los gobiernos militares, también demandaron adecuadas condiciones salariales y de trabajo, así como una mejor educación para el pueblo. Alzaron la bandera de la Dignificación del Magisterio Nacional, lo que les significó represión de las autoridades de turno, por una parte, pero un abrumador apoyo de otra parte. Los métodos de lucha por excelencia de estos sectores fueron la huelga y la movilización popular.

La Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 de junio), lideró dos exitosas y multitudinarias huelgas en 1968 y 1971. En ambas recibió el decidido respaldo de la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños (AGEUS), de las demás Sociedades de Estudiantes de Facultad, y de otras asociaciones estudiantiles sectoriales de la UES que se mencionan en detalle más adelante. Fueron decenas de miles de personas las que se sumaron a las manifestaciones de apoyo para este gremio.

Por su parte, los estudiantes mantuvieron en alto las banderas de la autonomía universitaria demandando un mejor presupuesto para la UES, así como el reclamo por las libertades democráticas consignadas en la Carta Magna. La defensa de la autonomía universitaria se prolongó más allá de 1970 con graves consecuencias para el estudiantado y la institución.

La imposibilidad de avanzar hacia el desarrollo político, económico y social por métodos pacíficos y cívicos, así como las disputas ideológicas al interior de los países socialistas, sus partidos gobernantes y los movimientos periféricos, condujo a determinados grupos a pensar en la vía de las armas para conquistar el poder político. En el plano teórico se plantearon diversos modos de entender la aplicación del Materialismo Dialéctico a la situación de los países de América Latina, especialmente en el período de consolidación de la Revolución Cubana. Los partidos comunistas tradicionales fueron perdiendo el monopolio de las ideas revolucionarias, ante lo que reaccionaron con la descalificación y los señalamientos personales, que no teóricos, en contra de sus nuevos adversarios ideológicos.

También en 1968 después de ser capturado en las profundidades de la selva boliviana era asesinado por agentes extranjeros Ernesto Che Guevara, quien trató de aplicar la denominada Teoría del Foco Guerrillero, sin obtener el apoyo esperado de las organizaciones de masas bolivianas. Eran tiempos de mucha lectura, estudios, debates y práctica política. La academia asistió a esta discusión en prácticamente todo el mundo.

Dentro del gran escenario de la Guerra Fría, en el que asimismo se daba la disputa chino soviética, la firme actitud de Cuba frente al bloqueo norteamericano y su demanda o casi exigencia de solidaridad al resto de países socialistas, así como el auge del Movimiento de Países No Alineados, el pensamiento político del estudiantado universitario salvadoreño se vio influenciado por la producción intelectual de sociólogos, politólogos, filósofos, economistas, psicólogos, antropólogos, historiadores, literatos, en fin, humanistas tales como Marcuse, Poulantzas, Frömm, Baran, Sweezy, Cardozo, Faletto, Debray, Marini, Dos Santos, Gramsci, Hobsbawm, Chomsky, Lukacs, Sunkel, Paz, Gutiérrez, Huberman, Malraux, Bunge, Lange, Illich, Freire, etcétera, que enriquecía en términos de ideas la búsqueda por superar las inequidades del capitalismo en el centro y en la periferia así como sus correspondientes modelos políticos dictatoriales.

De esta confrontación no se escapó nadie, puesto que en los planos religioso, educativo, militar, administrativo público, y productivo en general, se gestaron corrientes que diferían del pensamiento oficial. Efectivamente, dentro del cristianismo surgieron grupos de base de la Iglesia Católica Romana y de las Iglesias Bautista, Luterana, Episcopal y otras, planteando teologías liberadoras del ser humano en la tierra. Asimismo, en el seno de las Fuerzas Armadas latinoamericanas se manifestaron corrientes doctrinarias nacionalistas, en el sentido antiimperialista del término, con marcado sello democrático liberal; esto ocurrió con seguridad en Panamá, Perú, Bolivia y República Dominicana, por lo menos. En algunos de estos países, incluyendo la pequeña isla caribeña de Granada, hubo ocupación militar perpetrada por tropas norteamericanas.

En el ámbito empresarial se oyeron algunas voces de apoyo a reformas como la agraria y la educativa, así como al salario mínimo y a la libertad de expresión tendientes a democratizar un poco el campo y la ciudad, elevar los bajos niveles educativos necesarios para actividades económicas más complejas, ampliar las posibilidades de generar empleo y dinamizar el ingreso y la demanda efectiva entre los trabajadores.

En El Salvador la disputa ideológica entre marxistas condujo a que prominentes miembros del Partido Comunista Salvadoreño (PCS) se separaran de éste, incluido su Secretario General y miembros de su Comité Político a fines de los años sesenta, quienes confluyeron con movimientos de jóvenes estudiantes universitarios, cooperativistas, predicadores cristianos, sacerdotes, pastores, obreros y pobladores marginales o de tugurios, que fundaron nuevas organizaciones y se organizaron para empuñar las armas y combatir al régimen establecido.

Entre 1969 y 1972 se produjo un quiebre importante en el papel político asumido por la Universidad y el estudiantado. La crisis del Mercado Común Centroamericano, provocada por las asimetrías en la producción y el comercio mantenidas por las oligarquías locales, desembocó en la guerra entre El Salvador y Honduras en julio de 1969. Este fue un recurso de distracción que beneficiaba a los sectores dominantes de ambos países, incluidos sus ejércitos y cúpulas militares, mientras alejaba las presiones de cambio, alentando el espíritu pseudo nacionalista, chauvinista y bélico en los dos pueblos.

Cuando el Gobierno salvadoreño del Coronel Fidel Sánchez Hernández llamó a reforzar las filas del ejército nacional para combatir al hondureño a todos los ciudadanos sin distingo de ideas o partido político, la dirección formal del estudiantado universitario salvadoreño de la AGEUS de ese tiempo, incurrió en el error de responder pública y afirmativamente a ese llamado con el titular: “AGEUS llama a Filas!” en la portada del periódico Opinión Estudiantil cuyo Consejo de Redacción respondía a directrices del Consejo Ejecutivo de aquella. Se dijo que aquella decisión se debió a lineamientos del PCS lo que fue desmentido posteriormente, manifestando la inexistencia de esa línea.

Independientemente de lo que realmente ocurrió en esas circunstancias, las consecuencias fueron que, el llamado a filas para incorporarse al ejército nacional provocó, en primer lugar, la salida de varios jóvenes estudiantes supuestamente vinculados al comunismo salvadoreño, particularmente del frente estudiantil de la Facultad de Medicina, hacia otras organizaciones en ciernes que ya habían optado por la lucha armada y, en segundo lugar, suscitó una gran confrontación de ideas en el seno de la comunidad universitaria, comunidad de autoridades, profesores y estudiantes, en la que un importante contingente de universitarios, mujeres y hombres, se opuso vehementemente a la guerra fraticida y a hacerle el juego al gobierno y las clases dominantes, mediante el razonamiento de que la verdadera causa de fondo era la necesidad de una reforma agraria profunda tanto en Honduras como en El Salvador.

De hecho, hacia 1970 se puso de manifiesto lo que se conoce como propaganda armada de los nacientes grupos que optaron por la vía violenta para resolver la situación nacional, con acciones de fuerza para la obtención de armas o dinero. Tuvo mucho impacto el secuestro y posterior muerte de un importante empresario perteneciente a una de las familias más poderosas del país, del que se inculpó a varios estudiantes de la UES.

Las disputas ideológicas entre grupos de izquierda que surgieron a continuación, que implicaron atentados y otros hechos de violencia como ajusticiamientos, no fueron superadas sino – al menos temporalmente - hasta varios años después, cuando se unificaron las cinco organizaciones armadas existentes a finales de 1980, es decir: FPL, ERP, RN, PRTC, y PCS.

Las posiciones más radicales hicieron de la Universidad su campo de batalla. En tales circunstancias, a lo largo de 1971 y principios de 1972, la institucionalidad universitaria se puso en grave peligro ya que diversos grupos estudiantiles comenzaron a aplicar hacia el interior de la institución, los métodos que se suponía tendrían que estar empleando en su lucha contra el régimen. Las tomas de Departamentos, Facultades, Oficinas universitarias, el enjuiciamiento y posterior expulsión de profesores y autoridades universitarias consideradas de manera apresurada e irreflexiva como anti estudiantiles, pro norteamericanas, o reaccionarias y contra revolucionarias, casi acaba con nuestra Alma Máter.

Lo innegable es que ese desgaste, incrementado por la salida voluntaria o involuntaria de muchos profesores experimentados, hizo que el Rector Dr. Rafael Menjívar asumiera la eterna lucha por el Presupuesto Universitario en un escenario de debilidad interna, de mucho conflicto interno, lo que fue aprovechado por el gobierno del PCN con el presidente recién elegido Coronel Arturo Armando Molina, surgido del fraude electoral como siempre, para incursionar en los tres campus de la Universidad de El Salvador el 19 de julio de 1972.

Mientras tanto, en el plano político se había conquistado la representación proporcional en la Asamblea Legislativa y el PCN, salvo en 1976 cuando se impidió la participación de la oposición, no volvió a ganar una elección para Alcaldes y Concejos Municipales en San Salvador y otras ciudades importantes. El PAR fue cancelado por el Consejo Central de Elecciones y tampoco se permitió la inscripción de su sucesor, el Partido Revolucionario (PR). Ante la amenaza común del anti democrático gobierno del PCN, los partidos PDC, MNR y UDN, todos ellos dirigidos por cuadros formados en la Universidad de El Salvador, habían conformado en 1970-1971 la Unión Nacional Opositora (UNO) y promovieron un coherente programa de reformas políticas, económicas y sociales. La UNO ganó las elecciones del año 72 en las urnas, pero no se le permitió gobernar, imponiendo al Cnel. Arturo Armando Molina como presidente de la república. De aquí en adelante se aceleró el proceso de acumulación de fuerzas para cambiar la situación por otras vías.

2. ORGANIZACIÓN DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL UNIVERSITARIO.

En la década que nos ocupa, el movimiento estudiantil universitario salvadoreño se encontraba organizado en varios niveles o escalones. En el primer nivel, es decir en la base, se encontraban todos los estudiantes estuvieren o no identificados con alguna corriente política en particular; en el segundo nivel estaban las diferentes organizaciones político estudiantiles de todas las facultades y las áreas comunes (Frentes o Movimientos); en el tercer nivel se ubicaban las asociaciones estudiantiles de facultad con sus respectivas juntas directivas (Sociedades) y en la cúpula o cuarto nivel se encontraba la dirigencia de la AGEUS (Asociación General).

Pero remontándonos al siglo antepasado, la Universidad de El Salvador fue fundada en 1841, poco tiempo después de proclamada la Independencia de Centroamérica. En su evolución fue estructurando cátedras, escuelas y facultades de diversas especialidades. A fines del siglo antepasado ya contaba con una Facultad de Ciencias, entre otras. Es posible pensar que los estudiantes de las escuelas y posteriores facultades se aglutinaron en sociedades para desarrollar sus actividades académicas y culturales.

Dado que en el seno de la UES de aquella época, contingentes de mujeres y hombres (aunque la mayoría fueron hombres) se formaron académica y profesionalmente, y posteriormente se dedicaron a ejercer sus profesiones en los ámbitos de las ciencias naturales, las matemáticas, ciencias sociales y humanidades, así como posiblemente también a la docencia universitaria y a la investigación científica, haciéndose, por tanto, acreedores al reconocimiento y al prestigio dentro y fuera del país, al grado de convertirse en modelos o referentes para las nuevas generaciones estudiantiles quienes les confirieron el honor de designar con sus nombres algunas de las asociaciones de estudiantes de algunas facultades de ese tiempo.

De esa manera se denominó a la Sociedad de Estudiantes de Medicina, “Emilio Álvarez” (SEMEA); y la Sociedad de Estudiantes de Química, “Benjamín Orozco” (SEQBO). Otras mantuvieron nombres solamente relacionados con su especialidad profesional como la Juventud Odontológica Salvadoreña (JOS), la Sociedad de Estudiantes de Ingeniería y Arquitectura Salvadoreños (SEIAS), y la Asociación de Estudiantes de Derecho (AED). En ese entonces casi todas las facultades estaban concentradas en un solo lugar. Debe recordarse que la Universidad ocupó durante mucho tiempo y hasta su incendio, un edificio en la Avenida Cuzcatlán, en el centro de San Salvador, al costado Norte del Palacio Nacional y al Poniente de Catedral Metropolitana. Por esta razón, es decir, por el incendio y por su crecimiento natural se fue expandiendo hacia el poniente de la ciudad ocupando varias edificaciones ubicadas en la Calle Arce, unas entre la 7a y 9ª Avenida Sur, y otras cercanas a la zona del Hospital Rosales. Además, posteriormente tuvo otras instalaciones en la Avenida España y en la Calle Rubén Darío.

En la primera mitad del siglo pasado se formó la AGEUS (1927)[5], y se registraron sus Estatutos en el Ministerio del Interior. En la década que comentamos (años 60), la Asociación General comprendía a mujeres y hombres en condición de estudiantes de la UES, sin distinción de facultad o nivel de estudios. Se era miembro de AGEUS por ley y por el hecho de haber logrado el ingreso a la UES. Estaba organizada a la usanza de una pequeña república liberal y con apego a sus Estatutos. Sus órganos de gobierno fueron: el Consejo Ejecutivo formado por un representante elegido por los estudiantes de cada Facultad haciendo un total de ocho miembros como facultades existían; el Congreso Estudiantil, formado por dos representantes (hasta donde recuerdo) elegidos por los estudiantes de cada Facultad, y un Tribunal de Honor, elegido en el Congreso Estudiantil, para impartir justicia entre los estudiantes. El Consejo Ejecutivo comprendía una Presidencia, una Vicepresidencia, y varias Secretarías, entre ellas la del Tesoro, de Actas, de Relaciones Internacionales, de Relaciones Nacionales, etc. elegidos por votación interna entre sus miembros. De manera similar se elegían los cargos de Presidente, Vicepresidente y Secretarios al interior del Congreso Estudiantil. Toda esta organización debe estar contenida en los Estatutos de AGEUS de aquel momento.

La Asociación se financiaba mediante un solo pago anual, igual y obligatorio, que todos los estudiantes sin excepción hacían al inicio del año académico; dicho pago formaba parte del conjunto de derechos que los estudiantes hacían efectivos al comienzo del año académico que era a principios del mes de mayo. En 1967 la cuota de AGEUS era de treinta colones (Ȼ 30.00). AGEUS era la formación única del gremio de estudiantes universitarios de El Salvador. Las decisiones tomadas por el Consejo Ejecutivo eran respetadas, en lo concerniente, por todas las directivas estudiantiles de todas las facultades.

Ya en la Ciudad Universitaria y con las Facultades de Humanidades, Ciencias Económicas y Ciencias Agronómicas, es decir ocho facultades funcionando, se completó el cuadro de organizaciones estudiantiles con la Asociación de Estudiantes de Humanidades (AEH), la Sociedad de Estudiantes de Ciencias Económicas (SECE) y la Sociedad de Estudiantes de Ciencias Agronómicas (SECAS). Una variante importante la constituyó el estudiantado de Áreas Comunes que llegó a ser el más numeroso de la UES. Sin ser Facultad, se estructuró la Sociedad de Estudiantes de Áreas Comunes (SEAC) que de hecho tuvo que ser reconocida e incorporada por la AGEUS. También los estudiantes beneficiarios del programa de Becas y Residencias Estudiantiles que vivían en el campus de San Salvador se organizaron dando origen a la Asociación de Estudiantes Universitarios Residentes Salvadoreños (AEURS), agrupación sectorial universitaria que protagonizó importantes movilizaciones de solidaridad con diferentes agrupaciones obreras y magisteriales, cuyos miembros eran de todas las facultades y de las Áreas Comunes[6], de manera que ahí residían estudiantes de Odontología, Derecho, Ingeniería y Arquitectura, Ciencias Químicas, Medicina, Ciencias Agronómicas, Humanidades, Ciencias Económicas y Áreas Comunes.

Como se ha dicho antes, casi todos los residentes universitarios eran al mismo tiempo becarios de tiempo completo y formaban parte de un sistema de bienestar estudiantil que comprendía el derecho a recibir un estipendio mensual en efectivo basado en su rendimiento académico, el acceso a vivienda dentro de la UES, al servicio de comedor universitario, clínica médica, asistencia de trabajadores sociales, psicólogos y sociólogos, acceso a instalaciones deportivas, la práctica de deportes individuales y de grupo y actividades recreativas como Cine Club, Conferencias, Conciertos, Recitales y Excursiones. Conviene aclarar que la beca completa consistía en un estipendio de ciento cincuenta colones mensuales (Ȼ 150.00) de los cuales el 10% (Ȼ 15.00) se destinaba obligatoriamente al pago de la cuota universitaria de estudios, cincuenta colones se destinaban al pago de la alimentación en el Comedor Universitario, quedando el resto (Ȼ 90.00) para pago de derechos de examen, compra de libros o materiales de estudio, ropa, calzado, limpieza, y “para moderados esparcimientos” como decía en tono de broma el Dr. José María Méndez, funcionario a cargo del área. Una nota promedio de ocho (8.00) de rendimiento académico, así como comprobación de buena conducta, eran requisitos indispensables para mantener la beca y la residencia.

Este contingente estudiantil organizado en AEURS, mantenía una especie de autogobierno ejercido por su Junta Directiva, integrada por estudiantes de distintos niveles académicos y carreras universitarias; jugó un rol de primer orden en diversas luchas sociales en razón de su alto nivel de conciencia social. El origen social de estos cientos de estudiantes provenientes de familias sin muchos recursos económicos les identificaba – en general – con las demandas de las organizaciones representativas de maestros, obreros y campesinos. En las huelgas de ANDES 21 de Junio participaron organizando manifestaciones de apoyo, recolectando ayuda de todo tipo, llevando esparcimiento a los centros de concentración y distribuyendo material propagandístico a favor de tales organizaciones.

En el período comentado podría decirse que, en la UES y en diferentes organizaciones estudiantiles, se manifestaban diversas corrientes ideológicas entre las cuales destacaron cuatro, tales fueron: la Liberal Demócrata, la Social Cristiana, la Socialdemócrata y la Marxista Leninista, algunas de ellas con sus variantes extremistas, concretamente la primera y la última. Al extremo de la democracia liberal se manifestaron agrupaciones de corte fascista, en la modalidad propia del franquismo español. Este fue el caso del movimiento denominado La Pirámide que existió en la Facultad de Derecho. También más allá del pensamiento marxista leninista oficial existió la Organización Revolucionaria Estudiantil adscrita a la 4ª Organización Internacional de los Trabajadores, es decir trotskista.

Hubo agrupaciones de corte Liberal Demócrata, como el Frente Estudiantil Democrático de Economía (FEDE) y también podría haber sido el caso de Acción Progresista de Estudiantes de Química y Farmacia (APEQ). El pensamiento social cristiano, sustentado en la Doctrina Social de la Iglesia Católica Romana se manifestó en los Movimientos y Frentes Estudiantiles Social Cristianos (FESC) de casi todas las facultades que tuvo como antecedente a Acción Católica Universitaria Salvadoreña (ACUS). También existió el Movimiento Estudiantil Cristiano (MEC), de origen evangélico. En tal sentido existieron: el Frente Estudiantil Social Cristiano (FESC) de: Medicina, Odontología, Áreas Comunes Ingeniería y Arquitectura, Ciencias Químicas y el Movimiento Estudiantil Social Cristiano (MESC) de: Derecho. La vertiente comunista o marxista leninista denominada revolucionaria se realizó a través de los Movimientos y Frentes Universitarios de Estudiantes Revolucionarios de las facultades tales como: Frente Revolucionario de Estudiantes de Medicina (FREM), Frente Universitario Revolucionario de Economía (FURE), Frente Universitario Revolucionario de Ingeniería y Arquitectura (FURIA); o bien, Acción Estudiantil Universitaria (AEU) de la Facultad de Derecho; o la Organización de Estudiantes de Humanidades (OEH) y otros que comprendían Odontología y Áreas Comunes. El pensamiento socialdemócrata cristalizó a través de vertientes de izquierda democrática y socialista democrática, aglutinados en el Movimiento de Izquierda Democrática (MID) en las Facultades de Medicina, Derecho y Odontología y al principio en Ingeniería; los Movimientos Demócrata Revolucionarios (MDR) en Ciencias Económicas; el Movimiento Socialista Democrático (MSD) en Humanidades e Ingeniería, y el Frente Estudiantil Socialista de Áreas Comunes (FESAC).

Los frentes y movimientos estudiantiles más numerosos o representativos se agruparon en tres Federaciones a escala universitaria, cuyas denominaciones fueron: Federación Revolucionaria de Universitarios Socialcristianos (FRUSC), Federación de Estudiantes Universitarios Revolucionarios (FEUR) y Federación Socialista Democrática (FSD), éstas dos últimas aliadas en la elecciones de autoridades universitarias de nivel central y de facultad, teniendo como adversarios a los socialcristianos y a los liberales. La agrupación estudiantil más numerosa individualmente considerada era la FRUSC, seguida por la FEUR, quedando en tercer lugar la FSD. En las líneas anteriores queda brevemente demostrado el alto grado de organización estudiantil, su pluralidad, sus identidades ideológicas, su representatividad universitaria y social.

Vale la pena mencionar que la AGEUS, conciente de su pluralidad, en el contexto de la Guerra Fría trató de mantener un espíritu de autodeterminación, no ingerencia, solidaridad indiscriminada y respeto por las ideas de los demás. Casi podría decirse que hizo suyos los principios de Economía Mixta, Pluralismo Político y No Alineamiento que por ser de amplia cobertura se podían asumir sin mayor dificultad. Internacionalmente se mantuvo en contacto y afiliada tanto a la Conferencia Internacional de Estudiantes (CIE), con sede en Bruselas, Bélgica; como a la Unión Internacional de Estudiantes (UIE), con sede en Praga, Checoslovaquia, en cuyas conferencias o congresos participó activamente con delegaciones seleccionadas entre los miembros del Consejo Ejecutivo. Puede advertirse que se trataba de entidades estudiantiles internacionales influenciadas por los Estados Unidos de América (USA) y sus aliados occidentales en el primer caso, o bien por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y sus aliados del campo socialista en el segundo caso.

También se vinculó fuertemente al Congreso Latinoamericano de Estudiantes (CLAE), de orientación socialista en el ámbito regional, con fuerte respaldo cubano, en el que se trató de denunciar y rechazar el intervencionismo en nuestros países de la política norteamericana de la época, mientras se apoyaba la autodeterminación de países como Cuba, Panamá, República Dominicana o Granada, dando lugar a intensos debates en el seno de la comunidad estudiantil.

En mayo de 1968, el mundo entero fue testigo de la protesta estudiantil en contra del status quo en Europa, en Estados Unidos y en América Latina, pero principalmente contra la intervención norteamericana en Vietnam, el racismo y los magnicidios de Martin Luther King y Robert Kennedy ocurridos en los Estados Unidos. Estos movimientos de protesta estremecieron las estructuras y el pensamiento predominante en diversas sociedades e instituciones. Las protestas fueron definitivamente en contra del sistema capitalista imperante y sus implicaciones llevaron a una fuerte represión por parte de varios gobiernos. Atenta a lo que ocurría en mayo del 68 la AGEUS se solidarizó y aprendió de la creatividad y las acciones de los estudiantes franceses en universidades de Paris, Nanterre y otras, siendo la figura más notable en este caso un dirigente estudiantil de nombre Daniel Cohn-Bendit. De manera similar en Alemania fue Rudy Dutschke quien lideró la protesta de los estudiantes alemanes en ciudades como Berlín y Fráncfort, a pesar de un atentado contra su vida que lo llevó a la muerte once años después. Asimismo, En Estados Unidos los estudiantes de varias universidades estadounidenses entre las que estaba California-Berkeley, Columbia University y otras se unieron a las protestas contra la guerra de Vietnam, por el auge del racismo y el conservadurismo de la sociedad norteamericana; en estas acciones cobró cierta relevancia la figura de Abbie Hoffman, cofundador del Partido Internacional de la Juventud, que participó en las manifestaciones frente a la Convención Demócrata de ese año en la ciudad de Chicago, por lo cual fue condenado a pena de cárcel junto con otras cuatro o cinco personas. En México la protesta se dio a lo largo de 1968 y derivó en graves acontecimientos principalmente en el mes de octubre. Surgió entre los estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional, extendiéndose a numerosas universidades de otros Estados y al movimiento obrero y cultural. Uno de los hechos más significativos fue conocido como la Matanza de Tlatelolco, México, D. F. cuyo saldo fue de decenas de personas manifestantes asesinadas por cuerpos represivos. La AGEUS organizó numerosas actividades de solidaridad con el movimiento estudiantil internacional.

3. LA PRESENCIA POLÍTICA ESTUDIANTIL EN LAS LUCHAS SOCIALES.

Entre 1960 y 1972 se llevaron a cabo varios intentos por impulsar reformas de carácter político, económico y social que se estrellaron, una y otra vez, contra la barrera que interpuso el círculo de poder dominante y los intelectuales a su servicio. Las iniciativas encaminadas a garantizar el desarrollo humano de las mujeres y hombres salvadoreños fueron desnaturalizadas, las instituciones estatales desviadas de sus fines sociales, y las propuestas que tocaban lo educativo, lo agrario, lo urbano, lo fiscal, lo sanitario, etc. fueron ignoradas o tergiversadas por los gobernantes de turno y sus servidores. El PCN prostituyó las instituciones nacionales, usurpó los colores y los símbolos patrios con fines partidarios y corrompió a diversos mandos de la Fuerza Armada, todo ello por encargo de la oligarquía dominante.

En aquel entorno la AGEUS apoyó activa y decididamente las huelgas de los trabajadores de las industrias del acero, de bebidas y de panificación, así como de los conductores de autobuses del servicio urbano. Pero también promovió la discusión sobre el nuevo Proyecto de Ley de Bancos, mediante lo que se pretendió, sin éxito, romper el oligopolio financiero y ampliar la oferta de servicios bancarios y hacerlos eficientes permitiendo el ingreso de bancos extranjeros; dicha discusión se dio en el Auditórium de la Facultad de Derecho, en la modalidad de Mesa Redonda en la que participaron dos abogados representantes de la banca salvadoreña: Dr. Alfonso Rochac, Dr. Abelardo Torres, y dos economistas, uno del Banco Central de Reserva, Dr. Gustavo Adolfo Cañas Viana y otro de la Facultad de Ciencias Económicas Dr. Oscar Quinteros Orellana. Fungió como moderador el Presidente de AGEUS, Br. Eduardo Dada. Un intento de abrir espacios para la discusión del tema agrario promovido por la Presidencia de la Asamblea Legislativa, terminó con la caída de ese Presidente y el encarcelamiento y tortura de por lo menos un sacerdote católico que apoyaba la organización de los campesinos pobres. Incluso algunas entidades de campesinos cooperativistas surgidas bajo la égida de la Alianza para el Progreso, como la Unión Comunal Salvadoreña (UCS), impulsada por el gobierno de los Estados Unidos de América, bajo la presidencia del Sr. John F. Kennedy, fueron objeto de represión y de control político. Para ello, el gobierno salvadoreño patrocinó el aparecimiento de la paramilitar Organización Democrática Nacionalista (ORDEN), en contraposición a las organizaciones democráticas de campesinos cooperativistas.

La fundación de ANDES 21 de Junio durante la primera mitad de la década de los 60, fue determinante para el crecimiento del movimiento popular. Efectivamente, se trataba de una asociación de carácter gremial para aglutinar a los maestros de todo el país, que laboraban principalmente en centros educativos oficiales o públicos, pero también en centros particulares o privados. Se trataba de organizar a un numeroso grupo de personas, comparable al personal de sanidad (o salud), o al personal de la burocracia gubernamental; con un buen nivel de educación y con estrecha relación con padres y madres de familia y población en general. Muchos funcionarios públicos o empleados particulares, oficiales y tropa de la Fuerza Armada o de los llamados Cuerpos de Seguridad (Policía Nacional, Guardia Nacional, Policía de Hacienda) eran nietos, hijos, hermanos, sobrinos o parientes por afinidad de alguna maestra o algún maestro. Algunos oficiales habían sido maestros antes de ser militares y sabían que las peticiones de ANDES no estaban fuera de lugar. Para colmo el Gobierno del Cnel. Fidel Sánchez Hernández impuso, mediante su Ministro de Educación, Lic. Walter Béneke Medina, una Reforma Educativa que, so pretexto de modernizar y diversificar la educación para responder a las exigencias del desarrollo, suprimió varias instituciones como la Escuela Normal de Maestros “Alberto Masferrer” y la Escuela Normal de Maestras “España”, la Escuela Nacional de Artes Gráficas “Carlos Alberto Imery”, el Conservatorio Nacional de Música, la Escuela Nacional de Comercio, entre otras, convirtiéndolas en Bachilleratos especializados, algunos de los cuales no lograron desarrollarse o recomponerse. Las manifestaciones de calle en apoyo a este gremio bien pudieron haber superado las cincuenta mil personas.

Las luchas magisteriales lideradas por ANDES, atrajeron el respaldo de universitarios, obreros, empleados, campesinos y demás sectores, a lo que el gobierno respondió con la persecución y el asesinato de varios dirigentes sindicales, cuyos cadáveres aparecieron mutilados de sus manos o destrozados en algún acantilado de la costa salvadoreña (Saúl Santiago Contreras y Oscar Gilberto Martínez Carranza). Las asociaciones estudiantiles respaldaron las demandas de los profesores y participaron en sus movilizaciones diurnas y nocturnas, así como en las concentraciones realizadas en la plaza del Ministerio de Educación y Biblioteca Nacional, bautizada por los estudiantes como Plaza de la Dignidad Magisterial “Saúl Santiago Contreras”, en honor a uno de aquellos dirigentes obreros asesinados.

Numerosos miembros de este gremio y muchos estudiantes universitarios, en su carácter de ciudadanos apoyaron por separado al PDC, o al MNR o a la UDN en las elecciones de 1968, 1970 y principalmente a la UNO en 1972, actuando como delegados en Juntas Receptoras de Votos y en Mesas de Votación, para controlar y denunciar los intentos de fraude. Otros fueron más allá y aceptaron candidaturas en las planillas propuestas por los partidos de la UNO.

A lo largo de esos años, las condiciones fueron madurando para que las organizaciones obrero sindicales federadas (FUSS, FESTIAVCES), las asociaciones y sociedades de estudiantes, médicos, abogados, humanistas, arquitectos, ingenieros, empleados, agricultores y campesinos en general, sumaran sus esfuerzos en un solo movimiento popular que se volcó masivamente, tanto a las calles como a las urnas, sin que sus legítimas aspiraciones fueran respetadas. El movimiento estudiantil universitario integrado por diferentes organizaciones en correspondencia con diferentes ideas políticas, mantuvo siempre su unidad en relación con la defensa de la autonomía universitaria y con las reivindicaciones democráticas populares, cumpliendo el papel de articulador del conjunto de agrupaciones sociales. La sede de la AGEUS dentro de la Ciudad Universitaria era el punto de encuentro, discusión y coordinación, entre los representantes de las entidades antes mencionadas.

Como lo hemos sostenido en otras oportunidades, en El Salvador la democracia es considerada subversiva y las reformas adquieren un cariz revolucionario, en virtud de la conducta excluyente y concentradora en extremo de las clases dominantes. Su estrechez de miras en lo político los ha llevado a considerar como enemigo y comunista a todo elemento opositor o disidente de la versión o historia oficial. Este era el caso de la mayoría de estudiantes universitarios acusados de ser comunistas por su independencia de pensamiento y por su condición de tales.

A pesar de los avances y conquistas logradas por los actores sociales antes descritos, la represión gubernamental y la violación reiterada de la Constitución Política y las Leyes de la República, desvirtuaron las formas de participación apegadas a la legalidad, por más legítimas que fueran sus intenciones. El asalto militar y de los cuerpos represivos a la Universidad de El Salvador el 19 de julio de 1972, la captura, encarcelamiento y posterior extrañamiento del país de sus autoridades y de algunos profesores, funcionarios y estudiantes, significó un golpe estratégico a la inteligencia y al futuro desarrollo democrático de El Salvador, y precipitó las condiciones para el enfrentamiento armado.

Con el cierre de la UES se suspendió su normatividad e institucionalidad, se interrumpió la formación de profesores en el exterior con altos niveles de calificación científica, se propició la emigración de personal docente altamente calificado, se usurpó o destruyó buena parte de su patrimonio intelectual y científico, se saquearon sus instalaciones, oficinas, bibliotecas y laboratorios, se afectó el normal proceso de educación y graduación de cientos de futuros profesionales, se dejó en el desempleo a centenares de miembros del personal universitario, se coartó el importante rol de la UES en los asuntos de política pública (Hacia la Libertad por la Cultura) y se entregó en bandeja de plata la posibilidad de mercantilizar la educación superior universitaria, que es responsabilidad primordial del Estado y derecho de sus ciudadanos.

Solamente un pequeño número de Universidades privadas supo contribuir llenando el vacío que dejaba nuestra Alma Máter, con un papel decoroso ante la sociedad salvadoreña; este fue el caso (a mi juicio) de la Universidad Centroamericana de El Salvador “José Simeón Cañas”, la Universidad “Albert Einstein”, la Universidad Politécnica y algunas más que trataron de rescatar aquel importante papel de la Universidad en su Sociedad.

Varios años después sobrevendría el conflicto armado interno que se inició declarativamente en enero de 1981 y terminó en 1992. Durante estos años de guerra civil se desarticuló el movimiento estudiantil, pues cobró mucha importancia la participación de la gente en el enfrentamiento armado entre las partes gubernamental y popular. Este ha sido uno de los costos sociales de la confrontación, asociado al de la mercantilización y degradación de la educación superior en El Salvador. Actualmente casi no se habla de excelencia académica y compromiso social, pero sí y mucho de “forjar ganadores” o “profesionales de éxito” trastocando la misión de la universidad. Habría que destacar también la deformación de ciertas agrupaciones estudiantiles conocidas como “gremios” que se han dedicado a coaccionar profesores y a promover y conseguir concesiones de dudosa legitimidad en el ámbito académico.

A esta fecha queda pendiente aún el resurgimiento del movimiento estudiantil en la UES, un nuevo movimiento legítimo y legal, que haga realidad una vez más las palabras de su lema: “Estudio y Lucha” (en ese orden); que aporte a la construcción de la democracia como forma de gobierno apropiada en contra de cualquier clase de dictadura, que defienda su Universidad, que se apasione con la verdad científica y filosófica, que promueva la Ciencia y la Cultura, que sea ejemplo para la juventud de otras instituciones universitarias, que se reencuentre con la población salvadoreña y la motive y acompañe en la consecución de sus metas de desarrollo humano y progreso social, largamente diferidas. De esta manera estaría retomando su misión para las próximas décadas.

NOTA FINAL: el autor de este relato fue durante su vida estudiantil universitaria: Representante de Curso; Fundador del Movimiento Demócrata Revolucionario de Ciencias Económicas MDR; Secretario del Tesoro del Consejo Ejecutivo de AGEUS; Presidente de la Junta Directiva de la SECE; Representante estudiantil de la Facultad de Ciencias Económicas ante el Consejo Superior Universitario; Tesorero de la Junta Directiva de AEURS; Presidente de la Junta Directiva de AEURS; delegado por AGEUS ante el IX Congreso Internacional de Estudiantes de la UIE, celebrado en Ulán Bator, Mongolia; Miembro de la delegación estudiantil de Ciencias Económicas seleccionado para realizar visita de observación por los Estados Unidos de América; delegado por El Salvador al Congreso de Universidades Centroamericanas del Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA). Es graduado en Administración de Empresas por la UES.

[1] En nuestro caso en el Instituto Nacional “Gral. Francisco Menéndez”, San Salvador, El Salvador.

[2] En este cargo fungió también el Dr. Ricardo Martínez, en algún momento de este período.

[3] Historia de la Universidad de El Salvador; https://es.wikipedia.org/wiki/Universidad_de_El_Salvador

[4] En el período 1962-1963 había casi 3000 estudiantes en la UES. Ver https://sajurin.enriquebolanos.org/docs/693.pdf

[5] Historia de la Universidad de El Salvador, Wikipedia. También se decretó la autonomía universitaria por primera vez.

[6] Eran una especie de Estudios Generales en la ciencias básicas, durante dos años, previos al ingreso definitivo a determinada facultad.
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lunes, 20 de mayo de 2019

Un par de datos de HCERES para la evaluación de la UES

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Tomado de:


(...)
"HCERES : Estatuto y Organización.
Estatuto : Autoridad administrativa independiente.
 Este estatuto le permite llevar a cabo sus misiones sin rendirse a presiones o someterse al gobierno, los institutos evaluados o cualquier otro participante.
(...)
• CUIDADO! En Francia, la acreditación de un instituto o de una formación es de la competencia del ministerio, y no del HCERES, el HCERES instruye todo el expediente, el ministerio decide y da su aprobación y da una firma, un sello."
(...)
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domingo, 30 de octubre de 2016

MOVIMIENTO CONTRA LA PRIVATIZACIÓN DE LA UES

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A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA Y AL PUEBLO SALVADOREÑO

Este día 18 de mayo de 2013, reunidos representantes de estudiantes, trabajadores, docentes, y profesionales de nuestra Alma Mater, tomamos la decisión de constituirnos en el Movimiento Contra la Privatización de la UES, para convertirnos en un instrumento de lucha de nuestra Comunidad Universitaria, amplio, pluralista y democrático.

Nos convoca la necesidad urgente de evitar la aprobación del nefasto proyecto de Ley de Asocio Público-Privado, actualmente en discusión en la Asamblea Legislativa, impulsado por la oligarquía salvadoreña representada en la ANEP y la Embajada norteamericana, que claramente en su artículo 3, propone la privatización de la UES.

De aprobarse este privatizador proyecto de ley, significaría que miles de estudiantes, docentes y trabajadores serían marginados de su formación unos y empleos otros, violentando así la Constitución de la Republica que establece que la Universidad de El Salvador es de carácter público.

Frente a esta infortunada amenaza, hacemos un llamado a los diversos sectores de la Comunidad Universitaria, a colocar en un segundo plano cualquier diferencia y asumir de manera unificada la lucha contra la privatización y defensa de nuestra autonomía, rechazando este proyecto de Ley de Asocio Público-Privado.

En particular hacemos un respetuoso llamado a las autoridades de nuestra Alma Mater, Rectoría, Decanatos, Consejo Superior Universitario y Asamblea General Universitaria a pronunciarse y unirse a este esfuerzo en defensa de la autonomía universitaria. Asimismo extendemos este llamado a los gremios profesionales, organizaciones populares y sociales, iglesias y partidos políticos.

Al pueblo salvadoreño y sus organizaciones de trabajadores y profesionales, a darnos su apoyo, sumándose a este Movimiento contra la Privatización de la UES. Hacemos un especial llamado a los compañeros trabajadores para que agreguen su poderosa fuerza gremial a esta lucha.

Entre las primeras actividades de nuestro Movimiento se encuentra una Conferencia de Prensa que realizaremos el próximo lunes 20 de mayo, frente a la Asamblea Legislativa así como una MARCHA UNIVERSITARIA CONTRA LA PRIVATIZACIÓN este jueves 23 de mayo, que partirá de la Ciudad Universitaria con rumbo a la Asamblea Legislativa.

¡Incorpórate, el presente es de lucha, el futuro es nuestro

¡No a la privatización de la UES! 

¡No a la Ley de Asocio Público-Privado!

¡NO A LAS PRETENSIONES LEONINAS DEL IMPERIALISMO Y LA OLIGARQUIA SALVADOREÑA!

CES 
SETUES
MRDUES
 APTUES

Tomado de:


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lunes, 22 de febrero de 2016

175 Años de la UES

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A 175 AÑOS DE LA UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR:
UNA NECESARIA TRANSFORMACIÓN

Oscar A. Fernández O.

En la reunión internacional de la UNESCO, celebrada en 1998, se explica que la agenda para la Reforma Educativa (un eufemismo, porque estamos en presencia de una regresión histórica de enorme magnitud) "está orientada por el mercado más que por la propiedad pública o por la planeación y la regulación gubernamentales". Luego agrega que "la dominación, en casi todo el mundo, del capitalismo de mercado y los principios de la economía neoliberal se encuentran en la base de la orientación por el mercado de la educación media superior y superior". Los conceptos fundamentales de la agenda del BM para la docencia y la investigación universitarias son: privatización, desregulación y "orientación por el mercado". En este contexto la Universidad de El Salvador, celebra sus 175 años de fundación y de lucha contra la perversidad de los poderes económicos por colocarla a su exclusivo servicio, lo cual ha implicado en varias ocasiones el uso de la fuerza con una brutalidad inimaginable. Prueba de ello es la larga lista de heroicos y heroicas universitarios que han dado su vida en la lucha por la prevalencia de la razón en contra de la irracionalidad del poder desmedido.

Actualmente, con mayor énfasis que nunca, las evidentes deficiencias heredadas de nuestro sistema educativo y los reiterados reveses de la mayoría de estudiantes en todos los niveles de las instituciones públicas y privadas, nos van expandiendo tanto la conciencia de la necesidad como la gran limitación de la formación así entendida. La certeza, está sin duda centrada en la ausencia de producción de pensamiento estratégico, la carencia de una conciencia crítica y el cada vez mayor predominio de los valores culturales autoritarios, hedonistas y consumistas que se reproducen con rapidez en todos los ámbitos de nuestra vida social y cultural, impuesta por un régimen formativo neoliberal en función de la expansión del mercado.

Por su parte, las teorías autoritarias conservadoras sobre el aprendizaje, como legado de un análisis mecanicista intelectualmente ya superado, pero vigente en este sistema, establecen su énfasis en lo hereditario que se traslada al campo social y sirve para justificar las grandes desigualdades.
Está claro que la educación puede servir para dar un respaldo fundamental al proceso de repensar el Estado y construir la democracia popular o, por el contrario, puede colaborar en la preservación de un statu quo excluyente y autoritario, según sea la modalidad que adopta en concreto. Esto significa, en otras palabras, que el proceso hacia la democracia real, necesita de las universidades y del ejercicio responsable de las funciones básicas de educación, investigación y extensión, la crítica y la elaboración de propuestas, en el contexto de una educación social integradora, no excluyente.
La Universidad de El Salvador tiene asignado un papel histórico privilegiado que está desperdiciando, ayudar al país a construir procesos democráticos populares, en virtud de que las materias primas de su funcionamiento cotidiano son los contenidos y los métodos de la ciencia, la filosofía y el arte. Estos son necesarios para orientar la educación y desarrollar la cultura en direcciones favorables al desarrollo integral humano con equidad y cuidar la vida del planeta. Tales actitudes y acciones, son iguales a las que requiere el desarrollo político hacia la justicia, paz y la democracia participativa.
Las deficiencias educativas y administrativas que oscurecen el futuro inmediato de la Universidad, son sólo la acumulación histórica de los últimos veinte y cinco años de bloqueo y neoliberalismo, en dónde según las oligarquías políticas ultraconservadoras, debió privatizarse por ser una “carga” del Estado. Este pensamiento se concretó en la proliferación descontrolada de las Universidades privadas, que provocó una monstruosa mediocridad de la educación convertida en mercancía, mientras se abandonaba la enseñanza superior pública a su suerte.
Nuestra Alma Mater, en estas condiciones no da más. El gobierno del FMLN y la sociedad entera, debemos entender que si no se rediseña y se diversifica la educación superior, desarrollando la UES y los Institutos Técnicos Especializados, a todo lo largo y ancho del país, con un presupuesto adecuado y una exigencia académica de alto nivel, El Salvador seguirá siendo la sombra de un país consumidor de conocimiento ajeno, incapaz de diseñar y hacer efectivas novedosas políticas de progreso social y desarrollo equitativo.
La generación de conocimiento y de ciencia, son misiones esenciales de la Universidad. El pensamiento crítico, en el sentido de pensamiento dispuesto a enfrentarse a la validación real y social, es también objetivo esencial de la ciencia.
Es necesario reiterarlo y demostrarlo: la Universidad de El Salvador (UES) ha de asumir su compromiso histórico con la cultura, con la educación y con la construcción de la democracia popular y la cultura de la libertad, la justicia, la igualdad y la solidaridad. Es necesario recordarlo y demostrarlo: la Universidad pertenece al pueblo salvadoreño, la Universidad Nacional es un bien de todos y todas las salvadoreñas; la Universidad debe trabajar para el pueblo y su razón de ser es el pueblo.
La Universidad es el más valioso patrimonio cultural, el más digno de los afanes colectivos, el más sensible de los esfuerzos del valiente, noble y trágicamente mal tratado pueblo salvadoreño.
Los derechos constitucionales que definen la autonomía universitaria nos hacen doblemente responsables: de un lado, somos responsables de un honrado y escrupuloso ejercicio de los recursos públicos; del otro, somos responsables de un esfuerzo creciente por educar y formar ciudadanos comprometidos con la convivencia democrática, el desarrollo social, la solidaridad y con la equidad en el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones, para que prevalezca la razón y la justicia sobre cualquier otra cosa.
Tarea social por excelencia, la formación científica sobresaliente de la juventud, está presente en los medios y los fines de nuestra Alma Mater. No podemos ser ni existir sino para corresponder a las expectativas de profundidad académica que nos exige el desarrollo científico humanista de la sociedad.
La Universidad de El Salvador tiene una historia cultural y educativa que ha enriquecido la vida social, política y económica de la nación. Nos antecede una variada voluntad de cultura, una rica expresión artística, una diversidad de ideas y un empeño permanente por transformar la vida en común, desde una perspectiva histórica y social. Lamentablemente todo esto fue arrasado por la irracionalidad de las dictaduras militares y la insensibilidad arrogante e intolerante de un modelo económico oligárquico productor de pobreza y atraso social, que golpea como nunca los cimientos de esta vilipendiada nación salvadoreña, frente a la impavidez cómplice de muchos que sirven a ese poder. Declarados enemigos de la Universidad y del conocimiento científico, han bloqueado su desarrollo, sumiéndola en el estancamiento, con intenciones de apropiársela para convertirla en una cantera de mano obra calificada, que apuntale su derruido proyecto político.
Nosotros, hijos de esta Universidad, también tenemos una cuota importante de negligencia en esta deshonrosa situación, pues hemos permitido que en su seno campee la mediocridad, el oportunismo y la prevalencia en muchos casos, de los más aberrantes propósitos egoístas.
Sin embargo, la mayoría de estudiantes, profesionales, académicos, trabajadores y profesionales que hoy comparecemos al llamado de la Alma Mater, seguimos formando parte de la actitud universitaria que a través de décadas antepuso la razón a la barbarie, las ideas a las armas, el diálogo al silencio, el debate a la aceptación incondicional de las ideas, el conocimiento a la ignorancia y la resistencia crítica a cualquier forma de determinismo cultural o político, pero que también luchó a la par del pueblo, cuando tuvo que hacerlo. Por eso es menester recordar también, en nombre del avance cualitativo histórico de esta Universidad, a todos aquellos hijos e hijas que dieron su vida por la libertad del pueblo y a los cientos de nobles universitarios y universitarias que fueron masacrados por las salvajes dictaduras militares.
Con esta misma convicción debemos construir la nueva era de la Universidad; orgullosamente pertenecemos a una comunidad universitaria capaz de afrontar el reto de fortalecer el liderazgo político y cultural de nuestra Educación y los cambios fundamentales que necesita este país. Adelante universitarios y universitarias.
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