viernes, 18 de abril de 2008

Invitación para el 29 de abril: Crisis Alimentaria

Ciudad Universitaria, 17 de abril de 2008

Medios de Comunicación y
Personal de Prensa
Presente

Reciban cordiales saludos, deseándoles éxitos en sus actividades profesionales.

A fin de contribuir a la formación de opinión pública sobre la problemática nacional y proponer medidas de políticas públicas para solventarla.

La Escuela de Economía, Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de El Salvador, realizará una Conferencia de Prensa sobre el tema denominado “Impacto de la Crisis Alimentaria en la Sociedad Salvadoreña”, a la cual están invitados:

Día: martes 29 de abril/08
Hora: 8:30 a 10:30 am
Local: Sala de Sesiones Escuela de Economía
( Primera Planta del Edificio de Oficinas Administrativas Facultad
de Economía)

Expositores:
Catedráticos

Dr. Luís Raúl Moreno
MAECE Carlos Evaristo Hernández
Lic. Jesús Evelio Ruano

Agradeciendo su atención a la presente y esperando su asistencia.

Atentamente,



Lic. Jesús Evelio Ruano
Director
Escuela de Economía

Privatización e investigación universitaria

Un artículo que puntualiza los riesgos presentes de la privatización en la Universidad del Estado. Lo recibí por correo electrónico y es encomiable que documentos como este formen parte de los insumos de académicos centroamericanos en sus eventos de conducción de las Universidades del Estado.

Intereses privados y universidad pública.

Toni Verger.
Observatori del Deute en la Globalització.

La mercantilización de las universidades es una realidad con muchas caras.

Una de ellas es la privatización de la financiación universitaria.

Hoy en día, como resultado de la contracción del gasto público en educación superior, las empresas privadas han pasado a financiar activamente la universidad y, específicamente, determinadas actividades de investigación en las universidades.

La misma Comisión Europea incentiva a los países miembros a fomentar la participación del sector privado en I+D. En concreto, recomienda que dos tercios de los gastos del I+D de los países se cubra a partir de las aportaciones de las empresas[1].

Los gobiernos, con tal de incentivar la inversión empresarial en la investigación universitaria, promueven la introducción de cambios legislativos sobre las patentes para favorecer la compra-venda de los hallazgos, toleran (o promueven activamente) la subcontratación de la investigación universitaria por parte de empresas privadas, crean parques tecnológicos/industriales en las universidades (que beneficiarán al sector privado) y otros partenariados público-privado para la creación del conocimiento, etc. entre muchas otras medidas.

En el contexto anglosajón, la financiación empresarial ha alcanzado niveles tan elevados que, incluso, departamentos enteros se financian por una única empresa.

Este es el caso de la alianza entre la BP y la UC Berkeley para la creación del Energy Biosciences Institute. La función principal de este nuevo instituto es llevar a cabo una investigación sobre biocombustibles creados a partir de cereales modificados genéticamente. La petrolera aporta 500 millones de dólares para financiar el instituto durante diez años. A cambio, tiene derecho a explotar comercialmente todos los resultados que se obtengan[2].

La acentuación de la relación entre investigadores universitarios y empresas permite que entren más recursos en las universidades, pero a la vez altera las funciones tradicionales de las universidades públicas y tiene efectos socialmente perversos.

En primer lugar, implica que los conocimientos y los descubrimientos efectuados en el sector público puedan pasar a ser controlados por capital privado.

Esta apropiación se puede producir de formas diferentes. Una manera habitual es que la empresa que subcontrata una investigación a la universidad tenga la primicia a la hora de explotar la patente resultante de la investigación. Las empresas, en ocasiones, sin haber financiado el proceso de investigación, se limitan a la caza de patentes resultantes de la investigación universitaria.

Así, la inversión pública en investigación no la rentabiliza toda la sociedad, sino que quienes sacan más provecho son las empresas privadas.

En otras ocasiones, son los mismos investigadores universitarios los que se afanan a vender proactivamente la patente de sus hallazgos a empresas del sector.

Sea cual sea el proceso, el resultado es la apropiación privada del conocimiento y, en consecuencia, los descubrimientos de la investigación no se publican.

Se vulnera, así, una función primordial de la universidad: su rol como diseminadora de conocimiento.

Un conocimiento que, además, al no hacerse público tampoco generará la creación de nuevo conocimiento.

Una segunda repercusión de la financiación privada de la investigación es que el mundo de los negocios fija las prioridades y la agenda de la investigación universitaria.

Hoy en día, muchos investigadores y departamentos universitarios aspiran a obtener recursos en concursos de investigación promovidos desde el sector privado, cuyas bases están estructuradas, principalmente, en base a los intereses de la parte financiadora.

Muchos investigadores alteran sus prioridades para adaptarse a aquello que les resulta más financiable.

De esta manera, se vulnera un principio fundamental de las universidades como es la autonomía universitaria, ya que los temas a investigar se escogen en función de criterios de rentabilidad y no de criterios académicos.

En tercer lugar, los resultados de la investigación pueden alterarse para favorecer (o no perjudicar) los intereses del ente financiero.

Esto, de nuevo, afecta a la libertad de cátedra y a la autenticidad del conocimiento que se disemina.

Frente a este riesgo, la revista académica New England Journal of Medicine ofreció disculpas públicas en el número de febrero de 2002.

Concretamente, la disculpa se desencadenó porque el comité editorial de la revista se dio cuenta de que la mitad de los artículos publicados desde 1997 en los que se valoraban medicamentos habían sido escritos por investigadores con vínculos económicos con las farmacéuticas que producían los productos evaluados. De esta manera, la credibilidad y el rigor de la entrevista se ponían en entredicho[3].

Además, cuando los resultados obtenidos por los investigadores contradicen los intereses de la empresa financiadora y, por este motivo, no se publican, nos encontramos con el agravamiento de que se está introduciendo la censura o la autocensura ¬ en las universidades.

En ocasiones, los académicos con espíritu crítico que optan por hacer públicos los resultados, aunque contradigan los intereses de los grupos empresariales que financian la investigación, se exponen a perder el puesto de trabajo.

Eso es lo que le sucedió a la Dra. Nancy Olivieri de la Universidad de Toronto.

Olivieri es una experta en una extraña enfermedad de la sangre, la talasemia, y tuvo que enfrentarse a la farmacéutica Apotex al divulgar que un fármaco de la compañía podía provocar efectos secundarios letales.

La empresa la acosó con una descomunal campaña de desprestigio y su universidad, con vínculos financieros con Apotex, la intentó destituir.

Finalmente, no lo consiguieron gracias a una campaña de presión del movimiento estudiantil y de sus compañeros y compañeras de la universidad[4].

Finalmente, una última repercusión es la pérdida de calidad y excelencia académica en el ámbito de la investigación. Tengamos en cuenta que las empresas acostumbran a financiar investigación aplicada, en cambio no muestran tanto interés por la investigación básica.

Los resultados de la investigación aplicada se pueden explotar en plazos más cortos y sus objetivos son, como explicita el nombre, la aplicabilidad de los resultados. En cambio, la investigación básica tiene por objetivo profundizar en discusiones teóricas y no puede ser instrumentalizada de manera tan inmediata.

Ahora bien, la investigación básica es fundamental para el avance del conocimiento y para la futura creación de nueva y mejor investigación aplicada.

A modo de conclusión, querría apuntar que el vínculo universidad-sociedad es uno de los pilares de la universidad moderna con el que se busca favorecer la extensión del conocimiento universitario a todos los rincones de la sociedad.

Sin embargo, a raíz del incremento del gasto privado en las universidades se corre el riesgo de que el vínculo universidad-sociedad se restrinja al vínculo de la universidad con la empresa privada.

En consecuencia, se estaría subordinando la actividad y las funciones de la academia a los objetivos lucrativos del mundo de los negocios.+ (PE)

[1] Comisión Europea, 2001 ¬ Futuros objetivos precisos de los sistemas educativos. [COM (2001) 59 final]

[2] Washburn, J. 2007, Big Oil buys Berkeley, Los Angeles Times, 24/03/2007.

[3] Evans, G.R. (2001) ŒThe Integrity of UK Academic Research under Commercial Threat¹ Science as Culture 10 (1): 97-111.

[4] Klein, N. (2000), No Logo. MacMillan

sábado, 5 de abril de 2008

Un insulto para la historia

EL RESCATE DE LA UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR
(Finalización)
Por Ing. Rafael Colindres Selva
Presidente de FundaSísmica
racosel@es.com.sv

ANTECEDENTES

Hemos escrito varios articulos, tratando de orientar, pero sobre todo señalar algo de lo que se debería hacer en la Universidad para que vuelva a ocupar el lugar que le corresponde en la sociedad salvadoreña y que le fue robado por malos ciudadanos.

I. La gran conspiración del estado contra la Universidad

Es fácil querer hacer olvidar ciertos hechos repudiables, sobre todo en un país, en que la memoria histórica, acusaría con su dedo flamígero, a los culpables, y desenmascaria a los descendientes de tantos "nefastos" personajes que condujeron al país a la guerra fraticida. Debe saberse que muchos descendientes de esos personajes, ya sean hijos o nietos. Siguen ocupando puestos en la administración pública, siguen siendo como sus ancestros: pillos, venales, sinvergüenzas, corruptos, pero sobre todo malignos. Y relacionado con lo anterior Vale entonces la pena recordar que a mediados de los años 60’s, a la UES, se le quiso destruir, rebajar y anular creando y patrocinando a la UCA que por esos años fue protegida por la oligarquía y sus capitanes de industria, también en esos años los de esta universidad católica no se codeaban con los pobres de este país. Pero la cosa fue cambiando con la llegada de la Teología de la Liberación, y su preferencia por la pobrería, provocándose así el surguimiento de curas revolucionarios, progresistas que señalaron las grandes desigualdades existentes en el país, hasta llegar a ser considerados guerrilleros, tal vez por querer compararlos con Camilo Torres, el cura guerrillero (colombiano) surgido en esas épocas

II. El atentado del ejercito contra la UES

El ejercito salvadoreño y sus oficiales, siempre vieron con envidia y odio a los universitarios, a los intelectuales. Era natural la fuerza bruta, no pueden entender a la inteligencia. Sobre todo cuando esta, señalaba inmisericordemente, lo negativo de los gobiernos militares del país, su rapacidad y sus desmanes . Ya en 1959, la Policía Nacional garroteó al Rector, violó estudiantes y casi quema el Paraninfo de la UES; en 1972 culminó lo anterior, invadiendo el Campus Universitario. Pero no solo eso, rompieron los libros, los microscopios y se robaron lo que pudieron. En las calles aledañas, los soldados vendían microscopios electrónicos, máquinas de escribir, contómetros, pupitres y hasta libros "invaluables".

El ejercito salvadoreño, hizo de las suyas, ¿pues que otra cosa podía hacer este ejercito dada la impunidad de que gozaba? Bueno, si hizo algo más, entronizó una serie de funcionarios y hasta rectores, títeres a cual peor, y cuando ya no servían a sus intereses los mandaban a matar, por supuesto acusándolos de cualquier cosa, pero casi siempre de comunistas, de "rojos". Esto duró 20 años, por cierto ante el silencio cómplice de la UCA que nunca dijo nada al respecto.

Así nacieron y fueron fundadas, las que yo vengo llamando las "universidades chatarra", de garage, muchas de las cuales en estos 20 años, ya lograron hacer sus edificios, pero no sus programas de estudio, que siguen siendo de "chatarra". No hay una tan sola, que pueda demostrar lo contrario. Las incluyo a todas.: Politécnica, Einsten, Tontologica, esta ultima que da "cobija" a un Cnel. López Nuila que se quiere hacer pasar por intelectual.

Así llegamos pues a tener algo así como 40 universidades. Esta fue la venganza del ejercito contra la inteligencia. Prostituirla. Situación que todavía persiste.

III. La UES se llenó de parásitos

La guerrilla se apoderó de la UES. Pero eso empezó años atrás cuando el P.C. a través de Lito Menjivar, el Dr. Economista, llegó a Rector, en los años que siguieron después de la toma del Campus, esos 20 y tantos años, fueron de penetración, al grado que en verdad la UES fue semillero de guerrilleros; lo malo, o lo más malo fue, que al terminar la guerra, algunos de estos se corrompieron, se pudrieron y ahora aún siguen medrando del presupuesto universitario.

Si en la URSS, la burocracia se corrompió hasta acabar con ella misma, imaginemos lo que paso aquí con muchos de la guerrilla. Sabemos que se robaron el dinero que les dieron como donativos, y también sabemos que muchos falsos guerrilleros se "encostraron" en el presupuesto de la UES, y ahí robaron, haraganearon, presumieron y volvieron a robar , haraganear y así de esa manera, están viviendo su vida actual, como sanguijuelas, como parásitos. Lo malo de esto es que quieren seguir en lo mismo para siempre. Así me los encontré Yo cuando regresé al país (1992) y si lo toleramos, seguirán en lo mismo. Esto no es aceptable. No debe permitirse. Hay que sacarlos de la Universidad. Aunque sea a patadas.

IV. Dos candidatos para la Rectoría

Sabemos y hemos leído que se han postulado varias personas para la Rectoría. Aunque a mi me hubiera gustado ser Rector, se y siempre supe que tal como están las cosas y las gentes, no hubiera sido posible. La UES debería ser limpiada, con trapeador, escoba, detergente y manguera. No solo en las filas de los administrativos, sino que entre los docentes. Labor titánica, difícil aunque no imposible.

Si definimos a la Universidad como compuesta por estudiantes y docentes, la cosa sería fácil. Los administrativos deberían ser seleccionados por su capacidad y no por el Sindicato. Esto sería un buen principio.

Los docentes deberían cumplir con su trabajo y dejar de andar de un lado a otro, como profesores de universidades privadas. Pues eso los convierte en defraudadores, ladrones del presupuesto de la UES. Pero esto es posible lograrlo.

Las cátedras deberían ser por oposición y no de dedo. Esto es imperativo empezar a hacerlo de inmediato. Hay demasiados ineptos como profesores, esos que se vayan a las universidades privadas. Esto es urgente. La reconstrucción del Campus es urgente. Sobre todo la reparación de los edificios dañados. La Ciudad Universitaria debe de ser arreglada y darle carácter, quitándole el aspecto de "mercado persa" que ahora tiene. Para esto debe ponerse a gente capaz en la Oficina de Proyectos. Esto es imperativo.

Se perfilan dos candidatos a la Rectoría, el Ing. Vanegas y la Dra. Rodríguez. Se sabe públicamente de la venalidad e incapacidad profesional, aunque no de intriga de Vanegas se dice que es un maniobrero procaz y mal educado; Yo alguna vez lo escuché en el Consejo Superior Universitario y francamente el tipo es vulgar y corriente. No califica para Rector y habría que eliminarlo como Decano de Ingeniería de inmediato.

A la otra candidata, la Dra. Rodríguez, no la conozco más que de oídas. Me dicen que es organizada, organizadora y muy capaz, solo se que se le acusa de su avanzada edad, aunque a las damas nunca se les debe de decir la edad.

Si ella es tan capaz como dicen, me inclino por su candidatura. Todo sea en beneficio de la UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR y por supuesto en beneficio del país y nosotros los universitarios.

20 de mayo de 1999

miércoles, 2 de abril de 2008

Universidad necesaria o empresa de "conocimiento"

Del Doctor Carlos Buezo, recibimos estos artículos, que bien podrían hacernos "poner nuestras barbas en remojo" sobre el papel de la Universidad que teníamos y la que tenemos. La UES, ejemplo latinoamericano y probablemente ejemplo mundial de la Universidad Necesaria, de la Universidad Comprometida, es ahora solamente una sombra de lo que fué. Y no nos referimos a la participación política institucional en las décadas del 70 y del 80 del siglo XX, que dejó a la UES con cuatro intervenciones militares en su campus, centenas de universitarios desaparecidos o asesinados; nos referimos a su participación académica que brilló en la intelectualidad de la época, con producciones teóricas.

Dice el Dr. Buezo:

"Estimados colegas de AFEAAC:

Les transcribo un interesante artículo del profesor Maynor Mora, un joven académico de nuestra facultad, quien nos aporta al debate sobre la "universidad necesaria" , un slogan con el que es conocida la Universidad Nacional de Costa Rica. Mi deseo es que contribuya a reflexionar sobre el tema de las universidades públicas. Reciban mi afectuoso saludo.

Carlos Buezo Cruz

UNA - Costa Rica"

A continuación el artículo:

Universidad necesaria o empresa de “conocimiento"

El pasado

No todo pasado fue mejor. Las universidades en el mundo nacieron a contrapelo de las viejas ideas sobre la educación. A muy pocos gustaba la idea de la educación en general y la universitaria en particular tendiera a generalizarse y a llegar a lugares sociales donde nunca había llegado. El saber era peligroso y la ignorancia en extremo propicia para el poder. La educación no calzaba, por ello, con la idea de que la sociedad estaba dividida y que, en cuanto mayor división, mejor para mantener un orden social desigual y fructífero para los intereses de una minoría poderosa y arrogante, que se adjudicaba el control y la dirección de la sociedad.

Aún así, las universidades del siglo XIX e incluso avanzado el siglo XX, fueron refugio del saber sólo para algunos pocos elegidos y elegidas, muchos de ellos representantes de la élite política. Sin embargo, esta idea de “refugio del saber” no es gratuita.

En el caso de América latina, las universidades constituyeron un semillero fértil para la producción de nuevo conocimiento y no únicamente para la enseñanza en sentido restringido.

Desde las universidades se gestaron nuevos modelos de sociedad que luego sirvieron para impulsar fuertes procesos de transformación de la realidad social.

La universidad se constituyó en gestora del cambio. Ella misma representaba un ideal de libertad y de transformación progresista.

Mientras tanto y lentamente, su proyecto y su misión, calaban en el imaginario social y llegaban a otros sectores sociales que antes no tenían acceso al claustro universitario.

En Latinoamérica y, concretamente, en Costa Rica, la década de los 70 marcó un nuevo significado para la Universidad. Viejas aunque vigentes herencias, caso de Córdoba, el mayo francés y las revueltas universitarias generalizadas en Europa y Estados Unidos durante los 60 y 70, marcaron a la Universidad para siempre.

Ya no quedaba duda de que la Universidad pertenece a la sociedad y que esta pertenencia no resulta gratuita ni éticamente irresponsable. Excluirse de participar de los procesos de cambio y mejoramiento de la sociedad no era ni es pensable.

Esto marcó, sin duda, la idea de la Universidad Necesaria, que constituye, por ejemplo, la base ideológica de la Universidad Nacional de Costa Rica.

La creación de nuevas universidades bajo esta concepción de libertad y participación social, influyó en las tareas de enseñanza, investigación y extensión, como funciones de la actividad universitaria.

La Universidad latinoamericana se ha movido en las últimas décadas bajo esta tríada que expresa su misión e ideales: enseñar para mejorar el bienestar del individuo y de la sociedad en su conjunto, investigar para conocer la realidad y transformarla, participar para impulsar un proyecto político participativo de cambio desde los diversos actores sociales. En definitiva, bajo la idea de una Universidad socialmente comprometida.

El presente

El presente no resulta propicio para la crítica.

Hoy en día se ha generalizado por doquier el espíritu empresarial. Esto no sería negativo si dicho espíritu se limitara a la empresa, cuyo fin primordial y natural es producir y vender.

No obstante, cuando el espíritu empresarial invade el Estado en general y la Universidad en particular, es necesario que resaltemos ese hecho como impropio.

La Universidad no tiene por qué vender ni producir como la empresa. Primero porque evidentemente no es ni debe ser tal cosa.

Segundo, porque su misión es otra: contribuir con el impulso del conocimiento y el cambio dentro de la sociedad.

A lo largo y ancho del planeta, las universidades, incluidas las nuestras, las latinoamericanas, están cambiando, influidas por el modelo empresarial y una nueva ideología que defiende la mera reproducción del orden social global, sin crítica alguna ni propuesta de alternativas.

Para estas nuevas ideologías, centradas en la innovación sin límites, la enseñanza masificada y la venta de ideas comerciales, la Universidad es idéntica a las demás empresas, con la única salvedad de que su “producto”, sus “clientes” y su”gestión” son específicos y, por ende, diferentes a los de las demás empresas.

Pero en esta especificidad radica, precisamente, el nuevo negocio de la “enseñanza superior”: el saber vale y el saber producido y transmitido por la Universidad vale mucho más que otras formas del saber. El saber constituye hoy en día un negocio, es decir, un “producto”. Bajo una fuerte y “re-ingeniaría”, las universidades aparecen como las “empresas del futuro” y, por ello, con un gran y reconocido “futuro”.

¿Qué ha pasado en estos años, que explique esta transformación en los ideales de la Universidad? ¿Cómo ha sido posible tal cambio en la utopía universitaria? ¿Por qué la Universidad abandona sus fundamentos y su filosofía?

Ante todo es evidente que la realidad social y política ha cambiado y que, aunque conflictivas y desiguales todavía, nuestras sociedades se han embarcado en procesos de integración social cuyos defensores son poco dados a plantear alternativas o modelos políticos enfocados a la igualdad y el bienestar de los diferentes sectores sociales. Con ello, ocurre cierta naturalización del orden y de la historia.

Todo lo que se hace hoy en día, incluido el trabajo y función de la Universidad, tiene como meta “integrarse”, producir y cantar loas al “desarrollo” y la “globalización”, sin que se tenga claridad sobre cuáles son y cuáles serán las consecuencias.

No resulta extraño tampoco que actualmente se defienda a capa y espada ciertos conocimientos, sobre todos los que llevan a la “innovación”. Este nuevo término enuncia, en gran medida, la ideología de la Universidad actual.

En otro tiempo, la ciencia pretendía el saber “sin más”, esto es, la explicación de las condiciones objetivas de la realidad, tanto desde el marco de las ciencias físicas como desde las ciencias sociales, con el fin de acercarse cada día más al ideal de Verdad.

Hoy, en cambio, prima la dictadura de lo “nuevo” y siempre con el adjetivo “aplicado”, esto es, aplicado a alguna área de un mundo concebido como una gran tela sobre la que es posible marcar sin ningún límite la impronta de la voluntad. De un mundo que deseábamos conocer para garantizar el bienestar humano hemos pasado a un mundo creado a punta de “innovación” y falso progreso.

El futuro

El futuro será en parte lo que nosotros hagamos de él, es decir, será en parte lo que imaginemos hoy en día.

Para poder construir una sociedad justa y equitativa es necesario que la Universidad contribuya también con la justicia y la igualdad.

La justicia sólo aparece donde el saber y el conocimiento muestran el camino, donde la Verdad de verdad nos haga libres.

Lejos del saber y del conocimiento, no existen opciones que puedan llevar al bienestar de la sociedad, sobre todo aquellas ligadas con la defensa de la equidad y el mejoramiento general de las condiciones de vida de las y los ciudadanos.

Esta función de saber para la justicia, pasa obligatoriamente por la del saber en general y el conocimiento del mundo. Sobre todo, en un momento en que ocurre una hiper-especialización técnica del conocimiento, la cual, muchas veces, no deja lugar a la integración y la participación de las humanidades, tal y como lo entendieron los clásicos.

Frente a esto no sólo son necesarias especialidades técnicas que respondan a las condiciones de evolución del conocimiento, sino también las disciplinas críticas que otrora fueron fundamento de la institución universitaria, es decir, la filosofía, la historia y la literatura. A las que se suman las artes, las ciencias sociales y, en general, todas las disciplinas artísticas y científicas comprometidas con el bienestar de la sociedad y la Naturaleza.

Imaginar, proponer y construir la Universidad Necesaria para el futuro pasa por reivindicar la Universidad que hemos tenido. No sin plantear necesarias críticas. No sin tomar en cuenta las transformaciones de la realidad actual. Pero tampoco defendiendo tales cambios como si fuesen parte de un destino inevitable y como si más allá de ellos no existiese opción alguna ni mundo posible.

La Universidad puede seguir siendo “cabeza pensante” de la sociedad, siempre y cuando su función recaiga en la búsqueda del conocimiento y en la búsqueda de opciones de convivencia que no olviden ni nieguen las condiciones desiguales bajo las que se ordena injustamente el mundo actual.

La Universidad es y seguirá siendo Necesaria, en la medida en que su relación con la sociedad sea de contribución con quienes viven en la pobreza, la violencia y la desigualdad; con quienes, en definitiva, no tienen opciones, con la Naturaleza, con un ambiente sano y un mundo social y humanamente justo.

Maynor Antonio Mora

Académico

Escuela de Sociología

Universidad, entorno y cambio

"Universidad, entorno y cambio"

Maynor Antonio Mora

El entorno siempre ha supuesto un falso problema para la Universidad: en cambio constante, la realidad parece ser inaprensible para una institución cuyo motivo central es la producción y comunicación del saber.

El entorno varía, por lo general, más rápido que el conocimiento y entendimiento del mismo. Esto no debiera ser motivo de extrañeza. Ya que no sólo constituye un hecho objetivo e inevitable: la transformación constante y en el acto de los sucesos reales. Sino también la justificación de la Universidad: poder entender, desde una posición de prudencia, esos cambios, para proponer alternativas y caminos distintos, cuando el viaje de la realidad se desvíe de las necesidades de la sociedad y de los actores menos beneficiados por su transformación.

Actualmente, la transformación del entorno, se acelera en una dirección que la Universidad debe cuestionar sin duda alguna. Desde un modelo de sociedad centrado en la integración solidaria, nos encaminamos hacia un modelo de globalización centrado, esta vez, en el dominio descontrolado del poder económico. En los últimos veinte o treinta años, en América latina y en casi en todo el mundo, el neoliberalismo se ha convertido en doctrina y práctica de una “sociedad abierta” y, consecuentemente, sujeta a los peligros que entraña la acción económica carente de reglas claras de solidaridad, es decir, que supongan como filosofía y justificación primeras el bien común.

En su comportamiento interno, la Universidad se debate entre una gestión tradicional, que responde a sus funciones clásicas, y un intento de adecuar su desempeño según esquemas de administración propios del mundo empresarial, adaptando dicho proceso a la globalización. No obstante, hay que dejar claro que no se trata de un dilema entre la universidad pública y la universidad privada. Esta dicotomía no es válida, ni agrega nada al debate, por tanto la Universidad nació, en muchos casos, como entidad privada y muchas de las grandes universidades en el mundo son y seguirán siendo privadas. El dilema recae, fundamentalmente, entre las universidades que, siendo públicas o bien privadas, pretenden funcionar como empresas competitivas (es decir, como instituciones de enseñanza “superior” sin más) y las universidades que desean funcionar como verdaderas universidades, aunque en contacto directo y conciente con el mundo de afuera e incluso con las demandas del mercado, desde una perspectiva crítica.

La burocratización y el imperio del administrativismo empresarial, que tienden a dominar en la actualidad, no son inocentes apéndices de la función académica de la Universidad, sino formas específicas de Universidad que reducen la institución a procedimientos sujetos a la lógica casi exclusiva e irreflexiva del mercado. En pos de la “forma”, se instala un nuevo modelo de universidad que rebaja a la calidad de “departamento” la función académica, sea en la docencia, sea en la investigación, minimizando el contenido, siempre visto y sujeto a una permanente ingeniería de “lo nuevo”. El contenido, absorbido por la vorágine de la forma, se decanta permanentemente, convirtiendo el manejo simbólico en un vacío progresivo de sentido que renuncia a la construcción académica del conocimiento. Lo académico, pues, se reduce, a la figura dominante de “producto” o “servicio”, perdiendo su naturaleza original.

Si hablamos de las universidades públicas, creadas en el marco de una fuerte política social en materia de educación superior en la mayor parte de los países de América latina, esta tendencia resulta doblemente peligrosa. Primero, por la conversión de la institucionalidad universitaria según lo que acabamos de señalar, es decir, bajo el dominio de la forma y el administrativismo. Segundo, por la pérdida de la función de solidaridad y de bien común, que debiera ser propia de todas las instituciones públicas. El debate perpetuo respecto del financiamiento de la Universidad pública responde a una también permanente situación de precarización a la que ha sido sumida desde hace varias décadas, por parte de los gobiernos centrales y de una administración universitaria cada vez más cercana al poder. Esto con varias finalidades: reducir la Universidad a una institución de “enseñanza”, despojarla de sus funciones críticas respecto de la sociedad, convertirla en una entidad autogestionaria en su dimensión financiera y privatizar sus funciones económicamente rentables desde la lógica empresarial.

Aunque la Universidad pertenece a la sociedad y, por ello, el cambio dominante tiende a imponérsele, es evidente la necesidad de un proceso de resistencia. La resistencia no contradice, sin embargo, la realidad; solamente refiere al cuestionamiento de la tendencia que deteriora la solidaridad y el bien común como condiciones sustantivas de la vida colectiva. Resistencia supone un doble proceso: cuestionar el neoliberalismo y sus consecuencias, por un lado, y por otro, definir alternativas claras que retomen los problemas centrales de la solidaridad y el bien común, a saber: la producción y distribución de la riqueza, el conocimiento y la tecnología en el plano nacional, regional y global; la representación y participación en el plano político de los intereses colectivos y de los diferentes actores sociales, es decir, que garanticen la democracia efectiva; la protección y uso sostenido de la Naturaleza que contemple, asimismo, la garantía de vida de las generaciones futuras; y la integración cultural de la diferencia bajo un criterio de respeto e incentivo de la diversidad como característica de la vida humana.

La nueva Universidad necesaria

El Dr. Carlos Buezo nos ha remitido estos artículos sobre la discusión del papel de la Universidad en Costa Rica, en la Universidad Nacional. Los reproducimos por la importancia de los elementos de discusión relacionados con la vigencia del carácter crítico académico de la Universidad, que en buena medida, hemos perdido nosotros.

LA NUEVA UNIVERSIDAD NECESARIA

Henry Mora Jiménez

"La Introducción" de la Universidad Necesaria.

Me uno a la invitación que días atrás hiciera el compañero y amigo Gerardo Morales, a fin de reflexionar sobre uno de los textos fundadoresde nuestra Universidad. Me refiero a “Hacia La Universidad Necesaria”,escrito en septiembre de 1974 por el entonces Rector de la UNA, Rev.Benjamín Núñez Vargas. En esta ocasión, y para no hacer un comentariomuy extenso, me referiré a la Introducción de esa obra, en la cual sedelinean algunas tesis básicas del Proyecto de Universidad Necesaria.

1. El Rev. Núñez insiste en que no se trata de crear una nuevaUniversidad, sino una Universidad nueva, aquella que el país estánecesitando. En el primer párrafo de la Introducción, losadjetivos “nueva” y “necesaria” van de la mano, pero solo como unaprimera delimitación. Lo importante es que se pretendía crear, nootra, sino una universidad nueva. Claro está, es seguro que lo quese entendía por nuevo hace 35 años, deba ser redefinido hoy en díay hacia el futuro.

2. No obstante, el verdadero contenido de la Universidad Necesaria sedefine a continuación: “… darle a Costa Rica una universidadnecesaria que, contrayendo un compromiso efectivo con su realidadnacional, pueda servirle para cumplir un destino histórico conprosperidad, justicia y libertad”. Es claro que para cumplir conesta misión, la universidad debe hacer una lectura críticapermanente de la realidad nacional, lo que dejó de hacerse hacemuchos años. También es claro que CONARE y el Estado de la Naciónno pueden cumplir a cabalidad este con objetivo, ya que en ambasinstancias se entremezclan factores institucionales y políticosque limitan una visión crítica.

3. Entonces, universidad necesaria significa compromiso con laprosperidad (material y espiritual), la justicia (social) y lalibertad (política). Este ideario mantiene su total actualidad,aunque es obvio que debe ser ampliado al menos en dos vertientes:la sustentabilidad ambiental y la ética de la responsabilidadsocial (humanismo ético).

4. Luego se reafirma el compromiso de la Universidad con eldesarrollo del país, definido éste como un desarrollo autónomo yequilibrado. Implícito está, que el desarrollo no puede serentendido como progreso para unos pocos, ni a costa de socavar lasfuentes primarias de la creación de la riqueza (el ser humano y lanaturaleza), pero seguramente el espíritu desarrollista impregnatoda la propuesta, como era natural por aquellos años. Aquí surgeotra exigencia ¿qué entendemos por desarrollo y cómo se vinculaeste con el bien común?

5. Tangencialmente, el Rev. Núñez nos advierte que para elestablecimiento de las distintas unidades académicas y suscorrespondientes carreras, se siguen “las líneas generalesestablecidas en la tradición universitaria”. En buena hora esterecordatorio, pues esa tradición universitaria (pos colonial,napoleónica) se encuentra hoy en una profunda crisis. Y nosolamente una crisis institucional, sino ante todo, una crisis delegitimidad. A este desafío deberá responder la nueva universidadnecesaria.

6. Finalmente, resulta claro y explícito que todo el análisis de lavocación de la universidad se inscribe en el marco de un “modelode racionalidad instrumental”. ¿Será este un “pecado original”propio de la época de fundación de la UNA? Lo analizaremos en unpróximo comentario.