miércoles, 29 de mayo de 2013

Una fotografía del 30 de Julio de 1975

Proposiciones de Investigación para la UES

'
Elaboradas con anterioridad,  se publican estas proposiciones, extraídas de archivos personales, porque se considera que tienen vigencia.
'
Sobre investigación científica y tecnológica en la UES

La UES debe fijar su desarrollo en la priorización de la investigación científica y tecnológica (ICT).

Es conocido el hecho de que en el mundo contemporáneo, el conocimiento científico-tecnológico, se convierte en una fuerza productiva directa, de cardinal importancia en el desarrollo económico y social de los países.

Para la UES, el impulso de la ICT, es también una genuina y legítima expresión de su naturaleza, de la razón de su existencia, por ser una entidad dedicada a la formación de profesionales y al desarrollo de la cultura superior.


Al potencializar la ICT, la UES, consustancialmente, ejerce su influencia orientadora en la sociedad en su conjunto, configurando una conciencia científica nacional, que ilumina la práctica social, en las más diversas dimensiones y actividades.

La UES, tiene tres funciones principales: docencia, proyección social e investigación.


La docencia, es la actividad central, pues en ella descansa la formación de profesionales; la proyección social, ha sido una de las funciones más fortalecidas como realidad, debido a que la dinámica de los conflictos y consensos sociales, requieren de soluciones inmediatas, de acción, participación, asistencia y extensión de la vida universitaria a la sociedad en su conjunto.


El área menos fortalecida en la actualidad, es la investigación científica y tecnológica, probablemente, porque la investigación requiere de cualidades especiales en el mundo académico, además de la vocación para persistir en la búsqueda de la verdad científica, formación teórica y metodológica sólida, información amplia y capacidad para procesarla y profundizar en ella.

La investigación es una actividad especializada, por varios motivos:

a) porque tiene especificidad con relación a la docencia, en donde dominan las capacidades pedagógicas y didácticas,


b) porque la investigación tiene especificidad con relación a la proyección social, en donde, predomina la resolución o el aporte a la resolución de problemas y necesidades concretas y no la búsqueda de la verdad científica,


c) porque cada ciencia, tiene su propia dimensión teórica y metodológica, y aporta al conocimiento, transformación y predicción de fenómenos, desde un punto de vista específico, que tiene dinámica propia.

En la UES, se necesita transformar el criterio de que la investigación solamente es concreta si va ligada a la docencia y la proyección social; no se concibe como una actividad con dinámica propia.


Una cosa, necesaria por cierto, es hacer investigación para la docencia y para la proyección social, en donde las finalidades, son la de clarificar los problemas para exponerlos de mejor manera o para determinar necesidades sociales concretas de corto o mediano plazo.


Y otra es la investigación científica en donde el propósito, es el descubrimiento trascendente de la verdad, o la generación de normas e instrumentos para realizar actividades de transformación social o tecnológicas trascendentes de largo plazo y que afectan a la sociedad en su conjunto.

Manteniendo y ampliando las funciones de docencia y proyección social, la UES, debe potencializar el desarrollo de la investigación científica y tecnológica, como una función especializada.


Es decir, crear, a partir de investigadores dispersos, motivados por vocación, formación e información personal, centros de investigación por especialidades, que deben ligarse a cada Facultad.

Las investigaciones multidisciplinarias, deben partir de la especialidad, que busca otra disciplina, porque la necesita para explicar un fenómeno y no, como ha sucedido, que se parte de una supuesta multidisciplinariedad burocrática y se coordinan especialidades; entre otras deficiencias, el no partir de la especialidad para buscar la relación con otras disciplinas obstruye en la construcción científica la relación causa-efecto y se tienen enfoques superficiales y parciales teñidos de una aparente enfoque global, integral o total.

Al investigador, hay que medirlo con otros patrones, diferentes de la docencia o la proyección social: artículos o libros producidos, conferencias, aportes al esclarecimiento de problemas nacionales desde su disciplina, páginas web o blogs académicos personales y dotarlo de condiciones materiales propias para su trabajo: condiciones salariales para dedicarse a la investigación, recursos materiales, humanos y financieros, para la realización de investigaciones documentales y de campo. Y publicar y difundir los resultados de las investigaciones.

Cada Facultad debe manejar su propio presupuesto de investigación, crear su centro de documentación especializada y crear, de acuerdo a su propia disciplina, su centro o Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas.
'

Reminiscencias sobre el aporte histórico de la UES

+
La intervención militar del 26 de junio de 1980 en la Universidad de El Salvador, se dió en momentos convulsos en la vida política nacional. El General Carlos Humberto Romero, fraudulentamente llegado al cargo de Presidente del país había sido depuesto por un golpe de Estado en octubre de 1979.

La clase dominante trataba de salir al paso al movimiento social que ya tenía expresiones revolucionarias. En el contexto del golpe de Estado, se formularon tres grandes reformas sociales en el país: la nacionalización de la banca, del comercio exterior y la reforma agraria.

La UES tuvo un papel determinante en la vida nacional en este período. En lo académico, se enfatizaba en los aspectos humanísticos destacándose el estudio de la ciencias sociales y las actividades de proyección social e investigación aplicada. Se explicaba científicamente la falacia de las reformas en el marco del Modelo Contra Insurgente. El compromiso democrático y anti dictatorial formaban parte de la formación ética de estudiantes, trabajadores y docentes.

Las movilizaciones populares reprimidas por los "cuerpos de seguridad" y por el Ejército encontraban refugio en el campus universitario. Las autoridades de la UES, a riesgo de  sus  vidas, cuando habían sangrientas represiones de manifestaciones campesinas, en lugar de cerrar los portones del campus de la UES, los abrían para que las masas campesinas y obreras encontraran refugio seguro.

Es una época inolvidable. La comunidad universitaria, sacó lo mejor de sí, de su limpieza humana, de su nobleza, de sus fuerzas morales, de su desinterés material.

La UES fue necesitando conductores que estuvieran a la altura de la confrontación y en ese contexto llegó a ocupar el cargo de Rector de la UES el Ingeniero Félix Antonio Ulloa, apoyado por la organización docente a la que pertenecía, la Asociación de Educadores Universitarios, AEU que aspiraba a ser una organización integrante del Blogue Popular Revolucionario, BPR. Con la conducción de Félix Ulloa padre, la UES se integró institucionalmente a los esfuerzos de democratización política del país por la vía del Frente Democrático Revolucionario, FDR.

Notas Iniciales
Para un estudio de la Universidad de El Salvador
Evaristo Hernández
+

Presidente Funes y los Acuerdos de Paz

*
Las negrillas, citas en bloque, separación de algunos párrafos y comentario al final en cursivas son para efectos de estudio.

Discurso Presidente, Mauricio Funes XVIII Aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz

Sábado, 16 Enero 2010

CAPRES

"El mensaje que quiero transmitirles hoy es parte de una deuda que el Estado salvadoreño contrajo hace 18 años con todos sus ciudadanos y es mi responsabilidad en este momento, como máximo representante del Estado, reconocer esa deuda y comenzar a saldarla".

SAN SALVADOR. En este 18 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz recuperamos su celebración, como un acto de reconocimiento de la trascendencia histórica de los mismos. Recobramos, a la vez, la memoria de un hecho de innegable magnitud, que ha cambiado el curso de la vida política y social de El Salvador.

Es, por lo tanto, un inmenso honor para mí presidir este acto y sentirme acompañado por las más altas autoridades del país; por representantes del cuerpo diplomático y organismos internacionales; por los legítimos representantes del pueblo, alcaldes y alcaldesas, diputados y diputadas; por directivos empresariales y de organizaciones sindicales y sociales.

A todos les agradezco su presencia esta mañana.

También agradezco a los miles de salvadoreñas y salvadoreños que desde sus hogares nos acompañan a través de los medios de comunicación.

Muy especialmente, agradezco a todos aquellos que directa e indirectamente han sufrido las consecuencias del conflicto armado que finalizó, precisamente, con los Acuerdos de Paz que hoy recordamos –cuyos representantes me acompañan aquí.

Cuando la mayoría del pueblo salvadoreño dio su voto para que este servidor llegara a la Presidencia de la República,
no sólo me dio su respaldo sino que también dio el mandato de transitar por el sendero del cambio.
No nos indicó caminar por la vía de la confrontación, la lucha, las transformaciones violentas, y menos la profundización del antagonismo entre hermanas y hermanos.
Tampoco pidió seguir en la senda de la desigualdad, la injusticia, el atraso y la pobreza. El pueblo salvadoreño quiso mirar de frente su realidad, su pasado, su presente y, sobre todo, su futuro, para comenzar un camino de unidad y progreso para todos; para lograr una verdadera reconciliación, que no se alcanza con la negación de la historia, sino, por el contrario, con la verdad y la justicia.

Como afirmó Louis Joinet, relator de Naciones Unidas en la lucha contra la impunidad: “para pasar la página hay que haberla leído antes”.

Creo, por tanto, que este acto es un reflejo de la voluntad de los salvadoreños y salvadoreñas por recuperar la importancia del 16 de enero como fecha clave, por retomar el espíritu de esos acuerdos que constituyeron el mayor contrato social de la Historia de El Salvador.

La verdad y la justicia, entonces, como fundamentos de la reconciliación nos obligan a reconocer los avances decisivos que los acuerdos de paz han tenido en la pacificación y en la democratización de la vida política del país, así como nos llevan a admitir las deudas que, al no ser saldadas, constituyen un obstáculo para la unidad y fraternidad del pueblo salvadoreño.

Esa es mi intención esta mañana. Leer una página importante de nuestro pasado reciente para avanzar hacia el futuro con las heridas curadas, con el pasado resuelto y con la paz que supone para el espíritu dejar atrás una etapa tan dolorosa como trágica.

El mensaje que quiero transmitirles hoy es parte de una deuda que el Estado salvadoreño contrajo hace 18 años con todos sus ciudadanos y es mi responsabilidad en este momento, como máximo representante del Estado, reconocer esa deuda y comenzar a saldarla.

En virtud de una lectura consciente, ecuánime y responsable de la letra y el espíritu de aquellos Acuerdos, he tomado una resolución que quiero transmitirles y a la que otorgo verdadera trascendencia histórica.

Como titular del órgano ejecutivo de la Nación y en nombre del Estado salvadoreño, en relación con el contexto del conflicto armado interno que concluyó en 1992, reconozco que agentes entonces pertenecientes a organismos del Estado, entre ellos las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad pública, así como otras organizaciones paraestatales,
cometieron graves violaciones a los derechos humanos y abusos de poder, realizaron un uso ilegítimo de la violencia, quebrantaron el orden constitucional y violentaron normas básicas de la convivencia pacífica.
Entre los crímenes cometidos se cuentan masacres, ejecuciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas, abusos sexuales, privaciones arbitrarias de libertad y diferentes actos de represión. Todo estos abusos fueron ejecutados, en su mayoría, contra civiles indefensos ajenos al conflicto.

Reconozco públicamente la responsabilidad del Estado ante esos hechos, tanto por acción como por omisión, puesto que era y es obligación del Estado proteger a sus ciudadanos y garantizar sus derechos humanos.
Por todo lo anterior, en nombre del Estado salvadoreño, pido perdón.
Pido perdón a los niños y niñas, jóvenes, mujeres y hombres, ancianos y ancianas, religiosos, campesinos, trabajadores, estudiantes, intelectuales, opositores políticos y activistas de los derechos humanos.

Pido perdón a quienes no han podido terminar su duelo por desconocer el paradero de sus seres queridos.

Pido perdón a los mártires que con su vida defendieron la paz y nunca han visto reconocido su sacrificio.

Pido perdón a las madres y padres, a los hijos e hijas, a los hermanos y hermanas.

Pido perdón a todos y cada uno de los afectados y sus familiares, a todos los que durante años han llevado el drama en su corazón sin el amparo de sus instituciones.

A algunas de estas víctimas los tribunales internacionales ya les han reconocido su derecho al perdón; a ellos, por supuesto, también dirijo esta petición.

A todos hago llegar mi más alto respeto.

Que este perdón sirva para dignificar a las víctimas, que les ayude a aliviar su dolor y contribuya a sanar sus heridas y las de todo el país.

Que este gesto contribuya a fortalecer la paz, a cimentar la unión nacional y a construir un futuro de esperanza.

El 16 de enero de 1992 El Salvador firmó con sus acuerdos de paz el compromiso de decir "nunca más" a muchas cosas.

Nunca más a las violaciones de derechos humanos, nunca más al uso de la violencia, nunca más al abuso de las instituciones,
nunca más a la represión para silenciar ideas.
Hoy sumamos otro “nunca más” a esa lista.
Nunca más darle la espalda a las víctimas, nunca más negar la realidad.
Este reconocimiento y petición de perdón que hoy formulamos, nos lleva, a partir de este momento, a asumir como objetivo estratégico de la gestión gubernamental la dignificación de las victimas, sin la cual este acto no tendría sentido y sumaría una nueva frustración.

Con este objetivo he decidido la creación de una Comisión que tendrá como finalidad única proponer a la Presidencia la adopción de medidas para la reparación moral, simbólica y material, dentro de las posibilidades que las finanzas del Estado nos brindan y con la obligación de ofrecer resultados concretos en tiempo y forma.

Integrarán la comisión representantes de los Ministerios de la Defensa Nacional, de Relaciones Exteriores, de Salud; de Hacienda y de la Secretaría de Inclusión Social de la Presidencia. Y se invitará a la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, que actuará en
calidad de observador con estatus consultivo.
El camino de la dignificación de las victimas ha comenzado en el nuevo El Salvador y hoy tiene su expresión más alta y decidida.
Este gobierno ya ha puesto de manifiesto una nueva visión de la gobernabilidad del país, rescatando el espíritu de la agenda de democratización y derechos humanos de los Acuerdos de Paz.
La creación del Consejo Económico y Social retoma el espíritu del Foro Económico y Social contenido en los Acuerdos.
Hemos abierto espacios institucionales de diálogo en la Cancillería con las organizaciones defensoras de los derechos de las víctimas y hemos alcanzado acuerdos importantes con ellas.
El pasado 18 de noviembre, por decisión de la Presidencia de la República, el Estado salvadoreño otorgó la orden José Matías Delgado, grado Gran Cruz placa de oro a los sacerdotes jesuitas asesinados en 1989.
Hoy quiero anunciarles, también que, una vez concluida esta intervención, firmaré el decreto de creación de la Comisión Nacional de Búsqueda de Niños Desaparecidos que reúne los estándares requeridos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Esta decisión no es tan sólo un acto simbólico. Es además, un acto ejecutivo de alivio y reparación a uno de los sectores de las víctimas que más ha luchado por sus derechos y que encarnó el esfuerzo de muchos años del padre Jon Cortina, a quien hoy rendimos nuestro homenaje y expresamos nuestra gratitud.

El Poder Ejecutivo se compromete a prestar la más amplia y activa colaboración con las autoridades competentes nacionales e internacionales que investigan causas emanadas de la violación de los derechos humanos. Es obligación del Estado hacerlo y este Presidente no eludirá su responsabilidad.

Señoras, señores:

Otro capítulo de los Acuerdos de Paz en que el Estado salvadoreño está comprometido y no ha cumplido con su obligación, es garantizar los derechos y satisfacer las demandas de los lisiados de guerra.

En este sentido, existe una deuda dejada por anteriores administraciones que no cumplieron con el pago obligatorio de las pensiones. Mi gobierno atenderá, por supuesto, a esa legítima demanda en los plazos que lo permitan las finanzas y a partir de un acuerdo con los afectados.

Para ese efecto instalaré, a partir de la próxima semana, una mesa de diálogo y negociación con representantes de las organizaciones de lisiados y discapacitados y delegados del gobierno para establecer monto de la deuda, forma y tiempo de pago.

Quiero informar, en este aspecto, que en los próximos días estará plenamente operativo el Fondo de Protección de Lisiados y Discapacitados a consecuencia del Conflicto Armado, con programas de reinserción social y productiva, en materia de capacitación, apoyo productivo, salud mental, inserción laboral, construcción de un taller de fabricación de prótesis y un sistema de crédito institucional.

Queridos salvadoreños y salvadoreñas:

A partir de hoy, como fecha simbólica, iniciamos una nueva relación del Estado con las organizaciones de derechos humanos y protectoras de lisiados y discapacitados, las que a partir de ahora tendrán en este gobierno un aliado que colaborará activamente en su tarea.

Este reconocimiento de procederes ilícitos, su consecuente aceptación de responsabilidad y el necesario pedido de perdón que hoy formulamos no debe ser aprovechado por ningún sector minoritario para intentar llevar discordia y divisiones al seno de la comunidad salvadoreña.

Necesitamos actos de amor, nunca más de odio.

Necesitamos actos de dignificación, nunca más de daño.

Necesitamos actos de solidaridad, nunca más de egoísmo.
Somos concientes que las causas estructurales que llevaron al conflicto armado están aún –muchas de ellas- sin solución, sin respuesta, sobre todo aquellas de naturaleza económica y social.
Este gobierno del cambio ha comenzado un proceso que tiene como fin el desarrollo económico, la justa distribución de la riqueza y la inclusión social plena.

Considero, entonces, mi labor como una respuesta al espíritu que animó la firma de aquellos Acuerdos de Paz, en el sentido más pleno: profundizar los valores de democracia, de la unión y concertación nacional y de compromiso social, en especial con los más necesitados.

Por ello reafirmo también hoy mi opción preferencial por los pobres, tal como lo enseñara nuestro Obispo Mártir y guía espiritual de la Nación, Oscar Arnulfo Romero.

Nuestro país aún necesita transitar el camino hacia la democracia plena, que implica no sólo el ejercicio sistemático del voto, sino también garantizar la igualdad de oportunidades y la justicia social.

No habrá paz duradera, no habrá concordia mientras persistan las distintas formas de la inequidad, la miseria, el atraso y la exclusión de las grandes mayorías de la educación y la salud de calidad, del mercado laboral, de la cultura y del progreso social.

Ese rumbo será posible en el marco de la unión nacional. Las luchas políticas de la democracia no pueden ni deben comprometer ese camino que es el que el pueblo salvadoreño ha elegido: paz, convivencia, fraternidad, amor al prójimo.

Como siempre digo: cada salvadoreño es nuestro hermano.

Cada salvadoreña es nuestra hermana.

Muchas gracias a todos nuevamente por su presencia en este acto.

Gracias a las víctimas y sus familias por recibir mi petición de perdón en nombre del Estado salvadoreño.

Que Dios bendiga a El Salvador.
*
Comentario:

Una omisión de especial importancia en el discurso presidencial con motivo del XVIII Aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz es que no existe en el discurso una particular referencia a la petición de perdón hacia la Universidad de El Salvador y los universitarios muertos y desaparecidos y sus familiares. 

La UES tuvo un papel destacadísimo en la lucha por la democracia en El Salvador, que se profundizó en las décadas del 70 y 80 incluyendo la década del 90 hasta la firma de los Acuerdos de Paz. 

Si hubo dos instituciones del Estado que participaron directamente en el conflicto armado, fueron la FAES, al lado de la dictadura militar y la UES, al lado del pueblo, orientándolo institucionalmente y protegiéndolo en sus instalaciones. 

La UES fué intervenida militarmente en cuatro oportunidades; fue masacrada la manifestación universitaria el 30 de julio de 1975; ocupado su campus por la dictadura militar durante varios años y en diversos períodos; de manera cotidiana era asediada militar y policialmente y fué saqueada materialmente, casi en su totalidad en una de las intervenciones; asesinaron a su Rector, de izquierda, Ing. Félix Antonio Ulloa; los profesores, estudiantes y trabajadores de la UES, muertos o desaparecidos se cuentan por centenas. 

Si una institución y una comunidad aportó DESTACADISIMAMENTE a los Acuerdos de Paz, esa fué la UES. 

La UES, como institución y como comunidad, por mérito propio, debe ser reconocida y resarcida presupuestariamente como una institución EMBLEMÁTICA en la lucha por lograr la Paz en El Salvador.
*

lunes, 20 de mayo de 2013

Movimiento Contra la Privatización de la UES


*
A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA Y AL PUEBLO SALVADOREÑO 

Este día 18 de mayo de 2013, reunidos representantes de estudiantes, trabajadores, docentes, y profesionales de nuestra Alma Mater, tomamos la decisión de constituirnos en el Movimiento Contra la Privatización de la UES, para convertirnos en un instrumento de lucha de nuestra Comunidad Universitaria, amplio, pluralista y democrático. 

Nos convoca la necesidad urgente de evitar la aprobación del nefasto proyecto de Ley de Asocio Público-Privado, actualmente en discusión en la Asamblea Legislativa, impulsado por la oligarquía salvadoreña representada en la ANEP y la Embajada norteamericana, que claramente en su artículo 3, propone la privatización de la UES. 

De aprobarse este privatizador proyecto de ley, significaría que miles de estudiantes, docentes y trabajadores serían marginados de su formación unos y empleos otros, violentando así la Constitución de la Republica que establece que la Universidad de El Salvador es de carácter público. 

Frente a esta infortunada amenaza, hacemos un llamado a los diversos sectores de la Comunidad Universitaria, a colocar en un segundo plano cualquier diferencia y asumir de manera unificada la lucha contra la privatización y defensa de nuestra autonomía, rechazando este proyecto de Ley de Asocio Público-Privado. 

En particular hacemos un respetuoso llamado a las autoridades de nuestra Alma Mater, Rectoría, Decanatos, Consejo Superior Universitario y Asamblea General Universitaria a pronunciarse y unirse a este esfuerzo en defensa de la autonomía universitaria. Asimismo extendemos este llamado a los gremios profesionales, organizaciones populares y sociales, iglesias y partidos políticos. 

Al pueblo salvadoreño y sus organizaciones de trabajadores y profesionales, a darnos su apoyo, sumándose a este Movimiento contra la Privatización de la UES. Hacemos un especial llamado a los compañeros trabajadores para que agreguen su poderosa fuerza gremial a esta lucha. 

Entre las primeras actividades de nuestro Movimiento se encuentra una Conferencia de Prensa que realizaremos el próximo lunes 20 de mayo, frente a la Asamblea Legislativa así como una MARCHA UNIVERSITARIA CONTRA LA PRIVATIZACION este jueves 23 de mayo, que partirá de la Ciudad Universitaria con rumbo a la Asamblea Legislativa. 

¡Incorpórate, el presente es de lucha, el futuro es nuestro! ¡No a la privatización de la UES! ¡No a la Ley de Asocio Público-Privado! 

¡NO A LAS PRETENSIONES LEONINAS DEL IMPERIALISMO Y LA OLIGARQUIA SALVADOREÑA! 

CES  SETUES  MRDUES  APTUES 
*

miércoles, 8 de mayo de 2013

RECORDANDO MAYO DEL 68

*
RECORDANDO MAYO DEL 68 

Oscar A. Fernández O. 

"Nuestra esperanza sólo puede venir de los sin esperanza." 
Ciencias Políticas. Sorbona. 


La crisis de mayo de 68 en Francia surge al término de una década de prosperidad económica sin precedentes. Sin embargo, desde hacía un año se manifestaban los primeros síntomas serios de un grave deterioro de la situación económica. El número de desempleados aumentaba de forma notoria, y al empezar 1968 ya eran 500.000. La juventud se veía particularmente afectada, y las circunstancias habían llevado el gobierno a crear en 1967 la ANPE (Agence Nationale pour l'emploi). La crisis industrial amenazaba ya a muchos sectores, y la larga huelga de los mineros de 1963 había sido muestra del profundo malestar de la minería francesa ante un declive imparable. En 1968, dos millones de trabajadores cobraban el SMIG (Salaire mínimum interprofessionnel) y se sentían excluidos de la prosperidad. Los sueldos reales empezaban a bajar y crecía la preocupación por las condiciones de trabajo. 

En las afueras de las grandes urbes, unas extensas comunidades marginales (los bidonvilles), se habían extendido desde mediados de la década de 1950. El más poblado, el de Nanterre, alcanzaba los 14.000 habitantes en 1965 y se encontraba justo enfrente de la universidad donde iban a surgir los primeros movimientos contestatarios estudiantiles 

Mayo del 68 fue el crisol en el que se fundieron todos los síntomas del malestar que arrastraba la sociedad francesa. De una parte, la nueva conciencia social de determinados sectores de las clases medias que fueron atraídas por las tesis tercermundistas desde el conflicto de Argelia (1954-1962), y que habían encontrado su proyección en la guerra de Vietnam. Por otra, el creciente distanciamiento de amplios sectores de la sociedad francesa, respecto del régimen paternalista, y con fuertes ribetes autoritarios del general Charles De Gaulle. Pero al mismo tiempo el alejamiento respecto de la izquierda tradicional, representada fundamentalmente por el Partido Comunista Francés, que se mostraba anclado en una posición acomodaticia dentro del orden social establecido después de la Segunda Guerra Mundial. 

El movimiento francés de 1968 encuentra su precedente histórico en la Comuna de Paris (1871). Esa efímera conquista de los obreros franceses dejó sentados los principios autogestionarios (sujeción a la decisión de concejos y asambleas) que habrían de servir de base a la organización estudiantil un siglo más tarde. La movilización que despertó en Francia a raíz de la guerra de Argelia, sensibilizó fuertemente a la sociedad; y dejó el terreno fértil para el surgimiento de una Nueva Izquierda (Nouvelle Gauche). 

El 3 de mayo de 1968 la Universidad de la Sorbona de París hervía, los estudiantes de Nanterre habían intentado participar en la manifestación obrera. La policía intervino con lujo de fuerza y el edificio fue desalojado. Los estudiantes invadieron el Barrio Latino, y en la noche del 3 al 4 de mayo las calles se llenaron de barricadas y enfrentamientos con la policía. 

Ante la persistencia de la agitación estudiantil, las grandes centrales sindicales llamaron a la huelga general bajo el lema "alto a la represión, libertad, democracia, viva la unión de obreros y estudiantes". Mientras, la modernización imponía el consumismo y los salarios se volvieron insuficientes. 

Se abría una nueva dinámica en la que los obreros se incorporaban a la asonada de los estudiantes. El 25 de mayo, se mediatizó la lucha con los acuerdos de Grenelle, que recogían la aprobación de un salario mínimo garantizado y el reconocimiento de ciertos derechos sindicales. Se considera que mayo del 68 fracasó como revolución pues no se produjo la sustitución radical del viejo orden político.

Sin embargo, no se puede reflexionar sobre el significado de esta revuelta reduciéndola a un país, aunque fue en Francia donde fue más intensa, desembocó en una huelga general. En ese sentido, existe entonces una especificidad francesa del 68, pero ésta se inserta en el marco de un movimiento más general (V. Laurent: 2009) 

Así, sumada a la rebelión iniciada en Nanterre, la primavera de Praga y la masacre estudiantil de los estudiantes mexicanos en Tlatelolco, se evidenciaba que la agitación social estaba la orden del día y se extendía hasta el corazón del imperio norteamericano contra la guerra de Vietnam y la lucha por los derechos civiles. 

Básicamente, el movimiento de los estudiantes de los años 60 era de carácter más bien pequeño burgués, siendo unos de los aspectos más claros, además de su tinte anarquizante, la voluntad "de cambiar la vida ¡ya!", la impaciencia y el inmediatismo, o sea los precintos de garantía de una capa social, la pequeña burguesía, sin el menor futuro a escala de la historia, ni de lucha de clase. 

El radicalismo "revolucionario" de la vanguardia del movimiento, incluido el culto de la violencia promovido por algunos de sus sectores, es también otra ilustración de su carácter pequeñoburgués ([10]). De hecho, las preocupaciones "revolucionarias" de los estudiantes de 1968 eran indiscutiblemente sinceras, a pesar de que muchos fueran tercermundistas o antifascistas. Tenían una visión romántica de la revolución, sin la menor idea del proceso real de desarrollo del movimiento de la clase obrera que implica. En Francia, para los estudiantes que pensaban ser "revolucionarios", el movimiento de Mayo de 68 era ya la Revolución, y las barricadas que se levantaban día tras día eran las herederas de las de 1848 y de la Comuna de París de 1871

Cuarenta y cinco años después, la crisis del sistema expoliador –sistema al que Churchill llamó el menos malo de los existentes– parece hoy ir en aumento y la tragedia que vive la gente augura un horizonte inmediato de violencia. Lo importante es que los “alzados” de hoy entiendan que esto es el reflejo de una lucha de clases y no de formas que se corrigen inyectándole al capitalismo un “poco de humanidad.” 

La actual irrupción de las luchas de masas en los centros de poder mundial (Europa-USA) sería incom­prensible si no existiera un descontento profundo e irreprimible entre los trabajadores, provo­cado por la realidad cotidiana de la existencia proletaria, hoy más precaria que nunca.
*

lunes, 6 de mayo de 2013

LA UES QUE QUEREMOS


Las negrillas son para efectos de estudio.
*
CIUDAD UNIVERSITARIA, 3 de mayo de 2013 
(SIEP)

Trabajadores, estudiantes, docentes y profesionales de la Universidad de El Salvador se reunieron esta mañana en el marco del Diálogo de País que impulsa la fórmula presidencial del FMLN para construir su programa de Gobierno.
La actividad fue inaugurada por el Dr. Julio Oliva, Decano de la Facultad de Derecho, quien expresó que “es un honor que realicen esta reunión aquí en esta facultad donde estudio Farabundo Martí, Roque Dalton, Schafik Handal y tantos hombres y mujeres que dieron su vida por los cambios de  nuestra sociedad…”
“La Universidad que necesitamos: una Universidad para la transformación Social y la Democracia” es el título del documento base que fue discutido por cuatro mesas de trabajo y que luego será entregado a los candidatos del FMLN Salvador Sánchez Ceren y Oscar Ortíz.
Entre las conclusiones de este  encuentro universitario estuvieron las de fortalecer la alianza estudiantil-docente-trabajador; la de impulsar una reforma universitaria que cambie el andamiaje jurídico institucional heredado de la intervención militar de 1972 y recuperar el rol de conciencia crítica de la sociedad salvadoreña.
Oscar Fernández, dirigente histórico del movimiento estudiantil clausuró el evento explicando que “fueron en estas aulas y en estos pasillos universitarios que se diseño la teoría de revolución y hoy debemos de mantener ese espíritu rebelde, subversivo, de compromiso con las mayorías populares y con un nuevo El Salvador.”
*